Un reciente estudio ha revelado una preocupante paradoja en la alimentación de las gestantes españolas. A pesar de que el 77,8% de las 771 mujeres embarazadas analizadas en hospitales públicos de Burgos y Granada muestra una buena adhesión a la dieta mediterránea, existe una insuficiencia alarmante en la ingesta de alimentos esenciales como frutas, verduras, legumbres y pescados. Esta situación podría estar relacionada con la falta de educación nutricional especializada durante el embarazo, lo que plantea serias implicaciones para la salud maternoinfantil.
Aunque muchas gestantes utilizan el aceite de oliva como su principal grasa culinaria, solo el 40,9% consume la cantidad adecuada para obtener todos los beneficios que este alimento puede ofrecer. El estudio pone de manifiesto que solo la mitad de las mujeres logra ingerir las tres piezas de fruta recomendadas al día, y menos del 60% alcanza las raciones adecuadas de verduras. En cuanto a legumbres, pescado y frutos secos, los resultados son aún más preocupantes, muy por debajo de las recomendaciones para garantizar una gestación saludable.
Riesgos ocultos en la alimentación diaria
El análisis no solo resalta lo que falta en la dieta de estas mujeres, sino también lo que sobra: cerca de la mitad reconoce consumir bollería industrial en exceso, un hábito que perjudica la calidad de la dieta y aumenta el riesgo de complicaciones. A pesar de que se observa moderación en el consumo de carne roja, procesada, mantequilla y bebidas azucaradas, esto resulta insuficiente si el resto del patrón alimentario no se adapta a las necesidades reales del embarazo.
La actividad física, una tarea pendiente
Otro aspecto crítico revelado por el estudio es el nivel de actividad física. Solo el 45,9% de las embarazadas alcanza los niveles mínimos de actividad física moderada recomendados por la Organización Mundial de la Salud, que oscilan entre 30 y 45 minutos diarios. La falta de ejercicio durante la gestación puede influir negativamente en el bienestar tanto de la madre como del bebé.
Granada y Burgos: diferencias y similitudes
El estudio compara los hábitos alimentarios en Granada y Burgos, reflejando las diferencias geográficas y socioeconómicas de España. En Granada, se observa una mayor adherencia al consumo de aceite de oliva y sofrito, así como una ingesta más moderada de carne roja. Por el contrario, Burgos destaca por un mayor aporte de frutas y pescado. Estas diferencias subrayan cómo el entorno puede influir en las rutinas alimentarias, aunque en ambos casos presentan carencias significativas que necesitan ser abordadas.
Educación nutricional: un reto pendiente
Un dato llamativo es el nivel de conocimiento nutricional entre las embarazadas. A pesar de que el 89% reconoce que las necesidades energéticas cambian según el trimestre, solo el 33% sabe cuándo iniciar la suplementación con ácido fólico y menos del 22% conoce el rango de ganancia de peso recomendado. Además, la falta de información precisa sobre alimentos de alto riesgo, como los que pueden provocar listeriosis o toxoplasmosis, constituye una laguna peligrosa. La investigadora Marta Palma destaca también que hay un desconocimiento general sobre qué alimentos son ricos en hierro y cómo prevenir síntomas como náuseas o vómitos durante el embarazo.
Controles prenatales y el papel del profesional especializado
El estudio indica que la educación nutricional recibida durante los controles prenatales es insuficiente y poco personalizada. Aunque las matronas realizan un excelente trabajo, no cuentan con formación específica en nutrición, lo que resulta en consejos generales que no logran modificar realmente los hábitos alimentarios de las gestantes. Es relevante que el 70% de las embarazadas que sí reciben orientación nutricional afirma seguir las recomendaciones, y que aquellas con mayor adherencia a la dieta mediterránea también muestran un mayor conocimiento nutricional, lo que refuerza la importancia de la formación y la información en el ámbito sanitario.
Dietistas-nutricionistas: un refuerzo necesario para la salud maternoinfantil
Las investigadoras sugieren que la incorporación de dietistas-nutricionistas en los equipos de atención prenatal es fundamental para mejorar la calidad de la dieta durante el embarazo. Un enfoque multidisciplinar, donde estos profesionales colaboren estrechamente con matronas y otros especialistas, permitirá ofrecer información individualizada y de calidad, aumentando los beneficios tanto para la madre como para el bebé.
En conclusión, el estudio resalta la urgencia de mejorar la educación nutricional y aumentar el consumo de alimentos clave durante el embarazo, así como la necesidad de reducir la bollería industrial y fomentar la actividad física. Solo a través de un trabajo conjunto entre matronas y dietistas-nutricionistas se podrá garantizar una atención integral y eficaz para las gestantes, sentando las bases para una gestación más saludable.
