Las protestas de la Generación Z estallaron en Asunción el 28 de septiembre, movilizando a jóvenes bajo el lema «somos el 99,9%» y «no queremos corrupción». Este movimiento, surgido de redes sociales como TikTok, se originó en respuesta a los recientes escándalos de corrupción que golpean al Gobierno de Santiago Peña, incluyendo los llamados «sobres del poder», que contenían dinero en efectivo hallado en la Casa de Gobierno.
Se estimaba que miles de jóvenes se unirían a la protesta, pero entre 300 y 500 manifestantes se hicieron presentes, desafiando la fuerte presencia policial de más de 3,000 agentes, que resultó en la detención de una treintena de manifestantes. Aunque fueron liberados al día siguiente, la represión dejó claro el impacto de estas movilizaciones en el panorama político paraguayo.
El politólogo Luis Fretes Carreras destacó la singularidad de estas manifestaciones, señalando que representan una convocatoria generacional sin líderes formales ni afiliaciones políticas tradicionales. «Esto es esencialmente sobre cuánta corrupción puede soportar una democracia», afirmó el analista Víctor Benítez González, quien agregó que los jóvenes sienten una creciente frustración con el rumbo del país y la falta de oportunidades.
A pesar de que la convocatoria no fue masiva, el despliegue policial y los enfrentamientos evidencian la preocupación del Gobierno ante un posible estallido social. «La represión policial dejó mal parado al Gobierno, que no pudo calcular la cantidad de jóvenes que iban a ir», reflexionó Benítez González, subrayando que la movilización podría intensificarse si continúan las acusaciones de corrupción.
El descontento juvenil también se manifiesta en el creciente número de paraguayos emigrando por razones económicas, con 740 millones de dólares en remesas recibidas en 2024, principalmente de jóvenes trabajando en el extranjero. La Generación Z ha comenzado a darse cuenta de que su calidad de vida es inferior a la de sus padres, lo que añade presión al Gobierno de Peña.
Los analistas coinciden en que estas protestas podrían ser el inicio de un movimiento más amplio, resaltando que la falta de representación en el sistema político actual está creando un caldo de cultivo para futuras movilizaciones. «Estamos viendo a una población emergente que es sumamente politizada», concluyó Gómez Berniga, advirtiendo de la creciente tensión entre la juventud y el Gobierno.
Con el trasfondo de escándalos de corrupción y la creciente insatisfacción social, la situación en Paraguay es un claro indicativo de que las movilizaciones de la Generación Z podrían seguir creciendo, poniendo en jaque la estabilidad del Gobierno de Santiago Peña.