Desarrollo urgente: Osasuna ha sufrido su peor derrota de la temporada, cayendo 2-0 ante el Betis en La Cartuja este domingo. Esta derrota marca la cuarta caída del equipo en la liga, todas fuera de su estadio, El Sadar, y la más contundente hasta la fecha, ya que los rojillos encajaron dos goles en la primera parte debido a errores defensivos.
En un partido donde el Betis no mostró un dominio abrumador, Osasuna pagó caro los errores de Alejandro Catena y Enzo Boyomo, quienes regalaron las ocasiones que se tradujeron en goles. El primer tanto fue anotado por el exrojillo Ez Abde, seguido por un gol de Cucho Hernández. La reacción del entrenador Alessio Lisci fue sacar a un central y un mediocampista defensivo durante el descanso, buscando más ataque, pero sin éxito.
Jon Moncayola, mediocampista del equipo, expresó su frustración tras el partido, destacando que “los dos errores nos ha liquidado prácticamente el partido”. Además, subrayó la necesidad de mejorar la concentración para el próximo encuentro: “Tenemos que tener más concentración e ir a por el partido del viernes”.
Este partido se convierte en una advertencia seria para Osasuna, que ahora se enfrenta a una “final” el viernes contra el Getafe en El Sadar. La presión está en el equipo para revertir la situación y recuperar la confianza ante su afición. La derrota del domingo no solo es un golpe en la moral, sino que también podría afectar su posición en la tabla, especialmente al llegar a un punto crucial de la temporada.
En la segunda mitad, Osasuna mostró mejoría, pero no lograron concretar sus oportunidades, lo que deja en el aire la pregunta sobre la eficacia del ataque. “Era una semana importante para sumar y mirar más hacia arriba que hacia abajo”, afirmó Moncayola, reflejando la urgencia de obtener puntos en su próximo enfrentamiento.
Con el inicio de un nuevo proyecto y la necesidad de resultados inmediatos, la afición de Osasuna espera una reacción contundente en su próximo compromiso. El equipo debe aprender de sus errores y adaptarse rápidamente para evitar que esta derrota se convierta en un patrón.