Nuevos informes confirman que Marruecos está lanzando una revolución hídrica sin precedentes, transformando su crisis de agua en una oportunidad histórica. El ministro de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka, anunció un plan ambicioso para construir 155 nuevas presas en los próximos tres años, como parte del Programa Nacional 2020-2027 de abastecimiento de agua potable y riego, con un presupuesto total de 143,000 millones de dírhams.
A pesar de enfrentar siete años consecutivos de sequía, Marruecos adopta un enfoque proactivo que combina la seguridad hídrica, la justicia social y la protección ambiental. Baraka destacó en su intervención en la Universidad de la Juventud Istiqlal que las directrices de Su Majestad el Rey tienen dos metas esenciales: garantizar el acceso universal al agua potable y satisfacer el 80 % de las necesidades de riego.
La distribución desigual de los recursos hídricos, donde el 53 % de las precipitaciones se concentra en solo el 7 % del territorio, impulsa a Marruecos a innovar. La estrategia incluye la inversión en desalinizadoras alimentadas por energías renovables, la reutilización de aguas residuales y la interconexión de cuencas para fomentar la solidaridad hídrica. Las nuevas infraestructuras también estarán equipadas con estaciones móviles de desalinizadoras y programas de reforestación.
Este esfuerzo no solo prioriza las zonas más vulnerables, sino que está diseñado para eliminar el concepto de «Marruecos a dos velocidades», según Baraka. La política hídrica busca atraer inversiones agrícolas e industriales, convirtiendo el agua en un instrumento de equidad y desarrollo equilibrado.
Si Marruecos sigue este rumbo, se posicionará como una potencia regional en seguridad hídrica y energética para 2030. La combinación de presas, desalinizadoras y energías limpias garantizará la resiliencia hídrica incluso en años de sequía severa, impulsando así la competitividad de la agricultura y la industria del país. Además, Marruecos reforzará su papel en África como exportador de conocimiento en seguridad hídrica y transición energética, fortaleciendo su soberanía económica y ambiental.
Este es un momento crucial que todos deben seguir, ya que Marruecos se convierte en un modelo a seguir en la gestión de recursos hídricos en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.
