16 de octubre: En un giro inesperado, el primer ministro francés Sébastien Lecornu ha logrado resistir dos mociones de censura que amenazaban su Gobierno, superando la prueba con apenas 18 votos de diferencia y asegurando un respiro temporal para enfrentar la crucial negociación presupuestaria de 2026. La moción más ajustada, impulsada por La Francia Insumisa (LFI), recibió 271 votos frente a los 289 necesarios para destituir al Ejecutivo, mientras que el intento del partido de Marine Le Pen, el Reagrupamiento Nacional (RN), solo reunió 144 apoyos.
La intervención del Partido Socialista (PS), que decidió abstenerse tras la promesa de Lecornu de suspender temporalmente la impopular reforma de las pensiones, fue crucial para evitar la caída del Gobierno. Sin embargo, la abstención no implica un “pacto de no censura”, advierte el portavoz socialista Laurent Baumel, quien enfatiza que no respaldarán un “presupuesto recesivo e injusto”.
El ambiente político sigue siendo tenso, con divisiones internas también en la derecha. Marine Le Pen acusó a Lecornu de “mantenerse en un sillón desgastado” y de haber “puesto al país en llamas”. Este contexto pone de relieve la fragilidad de la mayoría de Lecornu, quien, a pesar de su victoria, enfrenta un gobierno al borde del colapso.
El primer ministro, en su intervención ante la Asamblea Nacional, hizo un llamado a la responsabilidad institucional, insistiendo en que “no tomen como rehén el presupuesto” y que la historia juzgará las maniobras políticas. La suspensión de la reforma de pensiones, anunciada el 14 de octubre, busca desactivar el principal conflicto con la oposición socialista y los sindicatos, pero plantea un dilema fiscal significativo.
Con la deuda pública francesa alcanzando los 3.4 billones de euros —el 115.6% del PIB—, Lecornu debe equilibrar la austeridad y el consenso, una tarea difícil que pocos gobiernos han logrado sin un alto costo político. Olivier Faure, líder socialista, advirtió que si el Ejecutivo no cumple sus promesas, “la censura llegará rápidamente”.
El debate sobre el presupuesto comenzará el 20 de octubre en la Comisión de Finanzas. Lecornu ha prometido no recurrir al artículo 49.3 de la Constitución, una medida polémica utilizada por sus predecesores, lo que podría complicar la aprobación del presupuesto si las alianzas se rompen.
A pesar de la doble victoria de Lecornu, la inestabilidad persiste en la política francesa. Ha ganado tiempo, pero su margen es mínimo. El verdadero desafío ahora es mantener una mayoría frágil, equilibrar la presión social y presentar un presupuesto que convenza a una Asamblea cada vez más fragmentada. La pregunta persiste: ¿ha sobrevivido Lecornu a una crisis o simplemente ha aplazado la próxima?