La Unión Europea (UE) está a un paso de utilizar activos rusos congelados para financiar un apoyo crucial a Ucrania, según declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la cumbre actual. Este plan permitiría a la UE mantener su asistencia a Kiev, estimada en más de 140.000 millones de euros, sin que el costo recaiga completamente en las finanzas europeas.
Von der Leyen enfatizó que «Ucrania es nuestra primera línea de defensa», instando a intensificar el apoyo militar. La idea de usar los activos congelados del Banco Central Ruso ha generado controversia, pero la presidenta afirmó que «está creciendo el consenso entre nosotros de que no solo los contribuidores europeos deberían pagar el apoyo a Ucrania». La preocupación principal es que Rusia, como causante de la guerra, «debería asumir responsabilidades».
En un respaldo al plan, Mette Frederiksen, primera ministra danesa, lo calificó como «una buena idea», aunque reconoció que aún quedan cuestiones legales por resolver. Kristen Michal, primer ministro estonio, también apoyó la propuesta, destacando la urgencia de más armas y asistencia para Ucrania.
El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, defendió que este modelo garantizaría un apoyo «robusto» y «sostenible», mientras que el primer ministro irlandés, Michael Martin, señaló los retos de utilizar los activos en sí. A pesar de las dificultades, Martin destacó la gravedad de la situación actual en Europa.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. Emmanuel Macron, presidente francés, expresó su preocupación por el respeto al derecho internacional en el uso de activos congelados. Por su parte, Bart de Wever, primer ministro belga, se mostró escéptico, advirtiendo sobre los riesgos legales que podría enfrentar Bélgica, dado que gran parte de los activos rusos están custodiados por Euroclear en su país.
Fuentes comunitarias han indicado que cualquier decisión sobre el uso de estos activos requeriría unanimidad, y en esta cumbre no se espera que se alcance un acuerdo. La presión sobre la UE para actuar se intensifica, mientras la guerra en Ucrania continúa y las necesidades de apoyo aumentan.
Este desarrollo destaca la compleja intersección entre la política internacional, la economía y la seguridad, planteando preguntas cruciales sobre la responsabilidad de Rusia en los daños causados y la capacidad de la UE para responder a las exigencias de apoyo a Ucrania sin comprometer su estabilidad financiera.