La recuperación económica tras la devastadora riada en **Valencia** avanza lentamente, revelando una alarmante desigualdad entre las clases sociales y los tamaños de las empresas. Casi un año después de la catástrofe que dejó **229 fallecidos**, un estudio de **CaixaBank Research** muestra que las rentas más altas y las grandes corporaciones se han recuperado rápidamente, mientras que los hogares humildes y los pequeños comercios siguen sufriendo las consecuencias.
El informe, que analiza la evolución del consumo en los municipios más afectados, confirma que, aunque la recuperación es visible, su intensidad varía drásticamente según el nivel de ingresos. Mientras que el consumo entre las rentas bajas se desplomó un **82%**, las familias de mayores ingresos solo experimentaron una caída del **40%**. Aunque el consumo ha comenzado a aumentar desde diciembre, el ritmo es desigual: de diciembre a septiembre, el gasto de los hogares con menos ingresos creció un **12%**, en comparación con el **16%** de las rentas altas.
Las pequeñas y medianas empresas han sido las más golpeadas por la riada, sufriendo un descenso del **98%** en su facturación, mientras que las grandes corporaciones ya han recuperado sus niveles anteriores tras una caída del **85%**. En general, el consumo en la provincia cayó un **47%** inmediatamente después del desastre, pero se recuperó rápidamente gracias a la necesidad urgente de reponer bienes perdidos.
A pesar de esta recuperación, los comercios locales enfrentan un panorama sombrío. Hasta el **5 de noviembre**, la facturación de las tiendas en la zona cero cayó un **83%**, y el gasto en estos establecimientos permaneció en niveles negativos durante más de medio año. Municipios como **Alfafar** y **Paiporta** han visto un crecimiento del consumo superior al **20%** interanual en septiembre, pero sus comercios apenas lograron una facturación superior al **10%** en comparación con el año anterior.
La situación actual destaca la fragilidad del pequeño comercio frente a los grandes grupos empresariales, y la recuperación desigual plantea serias preguntas sobre el futuro de las comunidades más afectadas. La reconstrucción puede estar en marcha, pero las diferencias económicas son más evidentes que nunca, dejando a muchos en un estado de incertidumbre.
Los próximos meses serán cruciales para determinar si se implementarán medidas efectivas que ayuden a equilibrar esta disparidad y brinden apoyo a los más afectados por la tragedia. La comunidad espera respuestas y soluciones mientras las cicatrices de la riada siguen visibles en Valencia.
