Última hora: La nao ‘San Juan’ ha sido botada al mar en la bahía de Pasaia, un hito histórico que marca el regreso de esta embarcación emblemática después de años de trabajo. Este viernes, la botadura se realizó con gran emoción y expectación, culminando un proceso que se extendió durante aproximadamente 30 minutos desde la rampa del astillero de Albaola Itsas Kultur Faktoria.
A las 17:00 horas, y aprovechando la marea alta, los operarios comenzaron a soltar el carro que sostenía el casco de la nao, que se deslizó hacia el agua ante la mirada atenta de cientos de espectadores que se congregaron en la bahía. “La posibilidad de que el carro se atasque era más probable que el barco se hunda”, bromeó Xabier Agote, director de Albaola, antes de la ceremonia.
La nao, que transportaba 50,000 kilos de piedras, descendió entre vítores y el sonido de alboka, simbolizando el renacer de un barco que representa la historia marítima de la región. Con 28 metros de eslora, 7.5 metros de manga y una capacidad para 60 tripulantes, la nao ‘San Juan’ tiene como objetivo viajar hasta Red Bay, el lugar donde se hundió el barco original en el siglo XVI, en un plazo de dos años.
Antes de la botadura, se llevó a cabo una ceremonia de bautizo donde Caroline Marchand, esposa de Robert Grenier, roció la embarcación con sidra, en un guiño a las tradiciones vascas en lugar de utilizar champán. “La sidra era la bebida habitual de los marineros vascos en sus expediciones, asegurando su hidratación y salud”, explicó Agote.
El acto contó con la presencia del lehendakari Imanol Pradales, delegados canadienses y representantes de las tribus indígenas que convivieron con los vascos en el pasado. Este evento no solo celebra la historia naval, sino que también une comunidades y revive tradiciones que han perdurado durante siglos.
La botadura de la nao ‘San Juan’ simboliza un retorno significativo al mar, y con ello, una conexión renovada con el pasado y la cultura vasca que se espera inspire a futuras generaciones. El interés por la historia marítima y la herencia cultural sigue vivo en Gipuzkoa, y la llegada de la nao representa un paso importante en la preservación de esta rica tradición.
