URGENTE: La persecución de cristianos en Nigeria se convierte en una crisis humanitaria sin precedentes, con 4,998 muertes registradas en 2023, la cifra más alta en el mundo. Esta escalofriante matanza, perpetrada por grupos terroristas como Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), está generando un llamado a la acción urgente ante un silencio ensordecedor de la comunidad internacional.
En un contexto donde la izquierda se presenta como defensora de los derechos humanos, su silencio sobre estas atrocidades plantea interrogantes sobre su compromiso real con la justicia. Mientras Open Doors reporta que más de 380 millones de cristianos viven en alta persecución, este genocidio sistemático parece ser ignorado por los grandes medios de comunicación y por la movilización política.
En las últimas horas, ha emergido un sentimiento de indignación ante el doble estándar ideológico que minimiza la violencia contra los cristianos. En Nigeria, las cifras alarmantes reflejan una tendencia creciente de violencia religiosa que ha desplazado a millones y ha destruido comunidades enteras. Más de 3,300 cristianos han sido secuestrados, dejando un rastro de terror y sufrimiento.
El informe World Watch List 2024 revela que, en África, uno de cada cinco cristianos enfrenta persecución, lo que evidencia un patrón preocupante de discriminación. Esto contrasta con la atención que reciben otros grupos perseguidos, lo que genera un debate crucial sobre los valores que realmente se defienden. La ausencia de respuesta ante esta tragedia no es solo una omisión, sino una complicidad activa que perpetúa la vulnerabilidad de estas comunidades.
El impacto de esta violencia no se limita a las pérdidas humanas; representa una erosión de la diversidad religiosa y cultural en regiones donde la fe cristiana es parte integral de la historia. La defensa de los derechos humanos debe ser universal, y la indiferencia hacia la persecución de cristianos desafía la coherencia de los principios que se proclaman.
Mientras la situación en Nigeria se deteriora, la comunidad internacional debe actuar. Es imperativo que los líderes políticos y los medios de comunicación amplifiquen estas voces y tomen medidas para proteger a los cristianos en riesgo. La historia está sucediendo ahora, y cada día que pasa sin acción es un día más de sufrimiento y sangre derramada.
La pregunta que queda es: ¿qué hará la comunidad internacional para abordar esta crisis? La urgencia de defender los derechos de todos, sin jerarquías ni prejuicios ideológicos, es más relevante que nunca. El momento de actuar es ahora, antes de que más vidas se pierdan y se pierdan tradiciones irremplazables.