Nuevos hallazgos en la cueva del cura Santa Cruz, ubicada en el monte Iruatxeta, reavivan la inquietante historia de este temido guerrillero. Descrito por Ramón del Valle-Inclán como un “hombre regordete” con una “personalidad enigmática”, Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi fue el rostro más aterrador de las guerras carlistas, conocido por su brutalidad en el campo de batalla.
A medida que se exploran las entrañas de esta cueva, los investigadores revelan un “retrato inédito” del sacerdote, junto a manuscritos y otros objetos que muestran su vida entre la violencia y la devoción. Según el investigador Igor Basterretxea, Santa Cruz se convirtió en un personaje histórico de esos que fascinan a los historiadores, un guerrillero cuyo fanatismo lo llevó a luchar contra todos, incluidos sus propios aliados.
La cueva, considerada un refugio donde Santa Cruz se ocultó, presenta un acceso complicado, lo que añade un aire de misterio al lugar. Dentro, se encuentra una urna de metacrilato que custodia elementos que atestiguan su presencia, como un papel con el nombre de ‘Unai Aranzadi’, un fotógrafo que dejó su huella en la historia local.
Santa Cruz, nacido en 1842 en Elduayen y huérfano desde pequeño, fue educado en el Seminario de Vitoria. Su inclinación hacia la acción lo llevó a convertirse en párroco de Hernialde y a involucrarse fervientemente en la causa carlista tras la revolución de 1868. Su notoriedad creció rápidamente, ganándose el miedo de muchos por fusilar a enemigos rendidos y ejecutar a quienes consideraba traidores.
El general Lizarra lo sometió a consejo de guerra, condenándolo a muerte, aunque finalmente fue indultado. Sin embargo, su propia cruzada personal lo llevó a ser despreciado tanto por liberales como por carlistas, convirtiéndose en una figura trágica y compleja.
Hoy, más de un siglo después de su muerte en 1926 en Colombia, la cueva del cura Santa Cruz sigue siendo un recordatorio de los horrores del pasado, donde la fe y el fanatismo se entrelazan en una narrativa de violencia y redención. El eco de los disparos y los rezos aún resuena en la niebla que rodea el monte Iruatxeta, mientras que su historia sigue cautivando a quienes buscan entender las raíces del conflicto en el País Vasco.
Este nuevo descubrimiento en la cueva no solo revive la figura de Santa Cruz, sino que también invita a reflexionar sobre cómo la historia puede, a veces, ser más oscura de lo que se imagina. La investigación continúa, y los detalles que emergen podrían cambiar la percepción de este controvertido personaje en la historia española.
