La reciente victoria de LLA en las elecciones del 26 de octubre en Jujuy ha desatado una ola de descontento contra el régimen de UCR y PJ, evidenciando un fuerte castigo electoral ante el ajuste económico. Con un clima de incertidumbre y preocupación por la inflación y el dólar, muchos votantes optaron por una postura conservadora, dejando a la administración de Carlos Sadir en una posición precaria.
Este resultado se interpreta como un plebiscito contra un gobierno que ha aplicado severas medidas de austeridad, a pesar de los superávits millonarios que benefician a una élite ligada al poder. La situación se agrava con el hecho de que en Jujuy, el 54% de la población trabaja en la informalidad, lo que refleja la precariedad laboral que enfrenta la región.
A pesar de los esfuerzos de Fuerza Patria por frenar a Milei, la falta de un programa claro y efectivo ha dejado insatisfechos a muchos electores. El resultado ha sido devastador para el PJ, que no logró posicionarse como una verdadera alternativa, permitiendo que el oficialismo radical mantenga su representación en el Congreso.
La elección también ha puesto de manifiesto el papel de la CGT y la CTA en la perpetuación del ajuste, ya que estas organizaciones han optado por aliarse con aquellos que promueven políticas que perjudican a los trabajadores. La situación se complica aún más con el avance de la agenda de Milei a nivel nacional, que podría intensificar aún más el impacto de las reformas laborales y previsionales.
El FIT, con el apoyo del obrero de recolección Alejandro Vilca, logró casi el 10% de los votos en una campaña marcada por la censura mediática, lo que muestra un respaldo significativo para la izquierda en la provincia. Este respaldo es crucial para organizar una resistencia efectiva contra el ajuste y la reforma laboral.
Con la necesidad de unir a trabajadores y desocupados, el llamado a la organización se vuelve urgente. Propuestas como la creación de asambleas en gremios y centros de estudiantes buscan coordinar un plan de lucha que enfrente las políticas de ajuste y busque mejoras en salarios y derechos laborales.
La situación actual en Jujuy es un claro recordatorio de que los gobiernos no pueden ignorar el descontento popular, especialmente en un contexto de crisis económica y creciente intervención imperialista. La movilización de las clases trabajadoras es esencial para torcer el rumbo y enfrentar el ajuste que amenaza con profundizar aún más la desigualdad.
La necesidad de un gran partido de trabajadores que represente los intereses de la clase trabajadora se vuelve cada vez más evidente. Con una organización sólida, los sectores opositores pueden luchar por un futuro más justo y defender la soberanía del país frente al dominio del capital extranjero y las exigencias del FMI.
Es momento de pasar a la acción y construir una alternativa que no solo busque ganar elecciones, sino que esté dispuesta a luchar en las calles por los derechos de todos los trabajadores.
