Itai Hagman, diputado nacional y candidato de Fuerza Patria, ha cambiado de postura y ahora exige un “debate serio” sobre la deuda con el FMI, una transformación que sorprende tras haber apoyado ajustes en 2022. En ese entonces, como parte del Frente de Todos, Hagman facilitó la aprobación de un acuerdo que implicó recortes en áreas críticas como la educación y la salud, un pacto que ahora critica abiertamente.
Aunque el exfuncionario se presenta como un experto en la materia, asegura que en el peronismo “no tienen ni idea” sobre cómo abordar este problema. En contraste, Axel Kicillof ha declarado que es “infantil” pensar que se puede eludir el pago al FMI. Hagman admite que “el problema se agravó” y que la deuda ha crecido, sin mencionar que su gobierno aprobó el pago de USD 44,000 millones que había recibido el gobierno de Mauricio Macri.
La ironía es palpable cuando Hagman afirma que no se puede permitir que las próximas elecciones se ganen sin un plan para la deuda, a pesar de haber sido parte de una coalición que llegó al poder sin un plan claro. Prometió investigar la deuda con el FMI, pero terminó aceptándola sin objeciones significativas. Ahora, en un giro crítico hacia Javier Milei, insiste en la urgencia de discutir el futuro del fondo.
Mientras asegura que el nuevo peronismo “hará pagar a los ricos y no a los jubilados”, omite que durante su mandato, los sectores más vulnerables fueron los más afectados por la inflación y el deterioro de las condiciones de vida. La sociedad, dice, “exige” cambios, pero su gobierno ya había profundizado la lógica de ajuste que hoy cuestiona.
Hagman se convierte en un ejemplo de cómo algunos políticos reciclan su discurso en campaña, transformándose posteriormente en cómplices del poder económico. A medida que se acercan las elecciones de 2025, la presión sobre los líderes políticos para abordar la deuda del FMI se intensifica, y Hagman parece estar sopesando su papel en este debate crucial.
Con un panorama político en constante cambio, la urgencia de una discusión seria sobre la deuda con el FMI nunca ha sido más relevante. La pregunta que queda es si estas promesas se traducirán en acciones concretas o si serán solo otro capítulo en la historia de promesas incumplidas.
