Los magistrados de la Audiencia Provincial de Ourense han condenado a un hombre a 28 años de prisión por agredir sexualmente a sus hijastras de 10 y 12 años durante meses, mientras su madre trabajaba. La sentencia resalta el horror que las pequeñas vivieron a manos de su padrastro, quien abusó de ellas prácticamente a diario, aprovechándose de la confianza que la madre tenía en él.
Las víctimas relataron que los abusos comenzaron en mayo de 2022 y continuaron hasta el 16 de abril de 2023. La madre, quien estaba ausente por largas horas, fue la que finalmente presentó la denuncia después de que sus hijas le revelaran los terribles hechos. El tribunal consideró que el agresor usó su posición de cuidador para perpetrar los abusos, a pesar del dolor y el rechazo que las menores manifestaban.
La madre, tras escuchar las confesiones de sus hijas, notó cambios preocupantes en su comportamiento, como el uso de ropa holgada y un rendimiento escolar en declive. A pesar de no sospechar inicialmente de su pareja, cuando las niñas se sinceraron, todo encajó. La mujer se apoyó en su familia para denunciar, y aunque el sospechoso intentó huir al enterarse de la denuncia, fue capturado por la Guardia Civil dos meses después, cuando acechaba la casa de su exmujer.
El tribunal también impuso restricciones al agresor, prohibiéndole acercarse y comunicarse con las víctimas durante 24 años y ordenándole indemnizar a las menores con 60,000 euros. A pesar de que el agresor negó las acusaciones, el tribunal desestimó su defensa, señalando que la madre era quien sostenía económicamente a la familia.
Este caso ha generado una ola de indignación en la comunidad, resaltando la importancia de proteger a los menores y la necesidad de una intervención temprana en situaciones de abuso. La condena del agresor es un paso fundamental para la justicia de las víctimas, que ahora buscan sanar de una experiencia tan devastadora.
Las autoridades instan a cualquier persona que sospeche de abusos a denunciar y proteger a los más vulnerables. La valentía de las víctimas y de su madre es un recordatorio de que el silencio no es una opción ante el abuso.
