Desarrollo urgente: El gobierno de Estados Unidos ha adquirido un 10% de Intel, un movimiento que representa un cambio significativo en la política industrial del país, según anunció el secretario de Comercio, Howard Lutnick, durante una sesión el pasado viernes. La noticia ha sido recibida con cautela en el mercado, lo que refleja la importancia de este nuevo accionista en la compañía.
El presidente Donald Trump respaldó el acuerdo, afirmando que es “favorable” para el futuro de Intel, mientras que Lip-Bu Tan, CEO de la empresa, se reunió con Trump el mismo día para discutir este nuevo capítulo. Lutnick detalló que la participación se financiará a cambio de fondos previamente comprometidos bajo el CHIPS Act.
Intel, que recientemente recibió un respaldo adicional de SoftBank con una inversión de $52 mil millones, sigue siendo la única compañía capaz de fabricar chips avanzados en territorio estadounidense. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos debido a los retrasos en comparación con competidores como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company.
Para recuperar su competitividad, Intel está invirtiendo miles de millones en nuevas fábricas en Ohio, un esfuerzo que se ha denominado “revolución industrial”. A pesar de estos esfuerzos, la compañía no espera que estas instalaciones comiencen operaciones hasta el próximo año.
El financiamiento del CHIPS Act, que asciende a cerca de $52 mil millones, es crucial para garantizar la ejecución de este ambicioso plan. La participación estatal en Intel no solo busca asegurar la viabilidad de la empresa, sino también enviar un mensaje claro al mercado global: el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a intervenir en empresas esenciales para la seguridad nacional.
Con esta medida, las autoridades confirman que se prioriza la recuperación y el fortalecimiento de la industria tecnológica en el país, un paso que podría tener repercusiones significativas en la economía y en la capacidad de EE. UU. para competir a nivel global en el sector de semiconductores.