El Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid ha tomado una decisión sorpresiva: Manos Limpias ha sido expulsado del procedimiento contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este caso, que involucra acusaciones de tráfico de influencias y malversación, pierde así a su impulsor original tras una falta de justificación del pago de una fianza de 3.000 euros requerida por el juez Juan Carlos Peinado.
La decisión del juez, tomada en las últimas horas, se produce en medio de una crisis interna en Manos Limpias, donde su abogado y procurador renunciaron al mismo tiempo, alegando que la situación se había convertido en “una controversia política y mediática” más que en un asunto jurídico serio. En su renuncia, el abogado criticó abiertamente que las acciones del colectivo no se basaban en criterios legales sólidos, sino en consideraciones políticas y mediáticas.
Fuentes cercanas al caso indican que la renuncia del equipo jurídico estuvo directamente relacionada con la controversia sobre la fianza. El mismo día, el juez decidió apartar a Manos Limpias por no presentar el comprobante de pago. A pesar de esto, Miguel Bernard, líder de Manos Limpias, declaró que la fianza fue retirada tras comunicar su renuncia, sugiriendo que esto motivó su exclusión.
Ahora, el grupo de acusaciones populares se reconfigura, quedando en manos de organizaciones como Vox, Iustitia Europa, y el abogado Marco Antonio Caballero. Manos Limpias, que había sido clave en la apertura del caso, queda fuera y debe decidir si presentará un recurso de reforma en un plazo de tres días.
A pesar de la salida de Manos Limpias, el juez Peinado se aferra a la causa contra Gómez, convocando a nueve testigos y una nueva imputada. Esta decisión redefine el pulso político y judicial en torno al caso, que ahora entra en una nueva fase llena de incertidumbres y sin el actor que lo inició.
Mientras tanto, Begoña Gómez sigue siendo investigada por cinco presuntos delitos, lo que subraya la gravedad de la situación. Este giro no solo resalta las tensiones internas dentro de Manos Limpias, sino que también pone de manifiesto la complejidad del caso en un contexto marcado por la política y la justicia. La atención se mantiene en cómo evoluciona este proceso judicial y en las implicaciones que tendrá para el Gobierno de Sánchez.
