La emblemática figura del elefante rosa, que ha conquistado el Dakar en dos ocasiones, se presenta hoy en la Carrera por la Vida, un evento solidario que se lleva a cabo en el sur de Tenerife. Este evento, impulsado por la Fundación Carrera por la Vida, tiene como objetivo principal visibilizar la lucha contra el cáncer de mama y promover la prevención precoz de esta enfermedad.
El vínculo entre Rafael Lesmes y Brigitte Gypen, presidenta de la fundación, ha sido fundamental en esta lucha. Lesmes comparte su admiración por Gypen, quien ha enfrentado su propio diagnóstico de cáncer durante más de 20 años. “Lo que ha hecho en estas dos décadas es para quitarse el sombrero. Es un ejemplo de pelea y constancia diaria contra la adversidad”, afirma Lesmes.
En un evento que se ha transformado en una celebración de esperanza, el elefante rosa no solo es un símbolo de competición, sino también una herramienta para transmitir un mensaje de aliento a quienes enfrentan el cáncer. “El reto nunca fue ganar, sino visibilizar la enfermedad”, destaca Lesmes, quien ha mantenido su compromiso con la fundación a lo largo de los años.
Un proyecto solidario que trasciende el deporte
La Carrera por la Vida ha evolucionado más allá de una mera competición. “Desde que comenzamos, hemos pasado de hacer una pequeña caminata a generar miles de impactos diarios en las redes sociales”, señala Lesmes. Este año, el evento no solo se centra en la carrera, sino que también incluye iniciativas que buscan crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana del cáncer de mama.
La relación de Lesmes con Gypen es un testimonio de la fuerza del espíritu humano. “A veces me pregunto de dónde saca las fuerzas para asumir nuevos proyectos”, confiesa. La pasión por ayudar a los demás se ha convertido en un motor que impulsa tanto a Lesmes como a Gypen a seguir adelante.
En 2023, Lesmes propuso pintar un buggy de rosa y competir en el desierto, idea que Gypen acogió con entusiasmo. “Mi compromiso fue con ella, por su entereza para afrontar una etapa de su vida durísima”, explica. A medida que han avanzado, la carrera ha atraído la atención internacional, alcanzando más de 30 millones de personas el año pasado.
El Dakar como una metáfora de la lucha contra el cáncer
La experiencia de participar en el Dakar ha sido intensa y llena de desafíos. Lesmes recuerda que “fue un puto desastre” en términos de competición, pero el impacto emocional y social fue abrumador. “Lo que tratamos de transmitir es que, aunque las cosas estén mal, siempre hay que seguir adelante”, afirma.
Cada día en el desierto es un recordatorio de la lucha cotidiana contra la enfermedad. “A partir de la quinta o sexta hora, el casco es una auténtica tortura”, comenta Lesmes, quien se siente acompañado por todos aquellos que han sido tocados por el cáncer. “Enviamos audios y vídeos a los miembros de la fundación, y lo que recibo a cambio es muy emocionante”, añade.
La Carrera por la Vida se ha convertido en un símbolo de esperanza, donde el elefante rosa se ha transformado en un ícono que representa no solo la lucha contra el cáncer, sino también la solidaridad y el apoyo a quienes lo padecen. “Estamos haciendo algo muy bonito para un montón de personas”, concluye Lesmes, enfatizando que la verdadera victoria radica en la difusión de un mensaje de esperanza y unidad.
Hoy, el elefante rosa vuelve a desfilar en Tenerife, no como un simple vehículo de competición, sino como un faro de luz en la lucha contra el cáncer de mama.
