Una nueva encuesta de la RATP ha destapado una crisis escalofriante: el 70% de las mujeres en Île-de-France han sido víctimas de violencia sexual en el transporte público. Este dato impactante ha generado un intenso debate sobre la seguridad en metro, trenes y autobuses de la capital francesa, revelando que 56% de las mujeres no se sienten seguras en estos espacios, y 80% se mantienen en alerta constante durante sus desplazamientos.
El estudio, que abarcó a miles de usuarias, resalta que más de ocho de cada diez mujeres no se sienten seguras después de las 22 horas, un horario coincidente con un aumento en la vulnerabilidad nocturna. Las violencias reportadas van desde comentarios verbales ofensivos hasta agresiones físicas, con datos del Ministerio del Interior que confirman que en 2024 se registraron 3,374 víctimas de delitos sexuales en el transporte público, un aumento del 6% en comparación con el año anterior y un asombroso 86% en la última década.
De estos incidentes, 44% ocurren en la región de Île-de-France y 91% de las víctimas son mujeres, la mayoría menores de 30 años, mientras que 99% de los agresores son hombres. Aunque el incremento en las denuncias indica una mayor conciencia sobre el problema, solo 7% de las afectadas presentan una queja formal, una cifra que refleja el miedo y la presión social que enfrentan las víctimas.
A pesar de las iniciativas de la RATP, como los números de emergencia 3117 y 31177, que recibieron 900 alertas en 2024 relacionadas con violencias sexistas, el uso de estos recursos sigue siendo bajo, con solo 12% de las mujeres familiarizadas con las cabinas de llamada en andenes.
La situación ha reavivado el debate sobre soluciones estructurales, incluyendo la creación de vagones exclusivos para mujeres en el RER y el metro, una idea que ha ganado tracción tras un intento de violación reciente. Esta propuesta, que ha recogido miles de firmas en una petición en línea, se inscribe en un contexto más amplio de «no-mixité» en Francia, donde se buscan espacios segregados en gimnasios, piscinas y servicios de transporte para fomentar la comodidad de las mujeres.
Sin embargo, críticos advierten que estas medidas pueden perpetuar divisiones, mientras que defensores argumentan que son necesarias ante la inacción del estado. La creciente preocupación por la seguridad en el transporte público es un llamado urgente a la acción, donde las vidas y la dignidad de miles de mujeres están en juego.
