Desarrollo impactante: Echelon ha bloqueado el acceso a sus dispositivos de fitness tras una actualización de firmware, dejando a miles de usuarios sin poder utilizar sus bicicletas estáticas, cintas de correr y otros equipos. Esta medida, que entró en vigor en julio de 2025, requiere que los dispositivos se conecten a los servidores de Echelon para poder funcionar, lo que significa que sin conexión a internet, no se puede hacer ejercicio.
La aplicación QZ, desarrollada en septiembre de 2020, prometía abrir el hardware de fitness cerrado para que funcionara con plataformas populares, pero la nueva política de Echelon ha desmantelado esa innovadora solución. La actualización no solo incluye mejoras, sino que ha cerrado las puertas a la compatibilidad y el uso libre del equipo, generando un descontento general entre los usuarios que ahora se ven atrapados por esta decisión abrupta.
La situación ha creado un gran revuelo en las redes sociales, donde los usuarios expresan su frustración y decepción por esta falta de acceso a sus rutinas de ejercicio. Muchos se preguntan si esta estrategia es un intento de Echelon por aumentar sus suscripciones a servicios premium o si simplemente buscan controlar el uso de su tecnología.
Los usuarios afectados han comenzado a organizarse en línea, compartiendo sus experiencias e instando a Echelon a reconsiderar esta política restrictiva. La comunidad fitness, que ha crecido enormemente en los últimos años, ahora enfrenta un desafío inesperado que podría afectar su salud y bienestar.
Dada la importancia de la actividad física, expertos en salud advierten que esta decisión podría tener consecuencias negativas para la salud de los usuarios, quienes dependen de estos equipos para mantenerse activos. La situación está evolucionando rápidamente, y los usuarios esperan respuestas claras y soluciones por parte de Echelon.
¿Qué pasará ahora? Los usuarios de dispositivos Echelon deben estar atentos a cualquier comunicado oficial mientras la comunidad sigue presionando para revertir esta decisión. La presión pública es clave, y muchos están dispuestos a llevar sus quejas a las redes sociales y a medios de comunicación para asegurarse de que su voz sea escuchada.
