Desarrollo urgente: El Gobierno de Bélgica ha decidido desplegar al ejército en las calles de Bruselas para combatir el alarmante aumento de la violencia y el narcotráfico. El ministro de Seguridad y Asuntos Interiores, Bernard Quintin, anunció que esta medida se implementará lo antes posible, destacando la necesidad de patrullas conjuntas entre militares y policías en áreas críticas.
La situación en la capital belga ha alcanzado niveles de crisis, con 57 tiroteos registrados en lo que va del año, de los cuales 20 ocurrieron durante el verano. El fiscal de Bruselas, Julien Moinil, ha expresado su preocupación, indicando que se siente amenazado por narcotraficantes y ha solicitado 10 millones de euros adicionales para reforzar la seguridad, una petición que aún no ha sido atendida.
El ministro de Defensa, Theo Francken, confirmó que el marco legal para el despliegue de soldados ya está listo y será enviado al Consejo de Ministros. «Nuestra capital es un desastre en materia de seguridad. Hay que recuperar el control», escribió en su cuenta de X. Sin embargo, críticos como el liberal flamenco Frédéric De Gucht han cuestionado la prioridad del Gobierno, sugiriendo que deberían atender primero la solicitud de Moinil.
La estrategia de seguridad no se limitará a Bruselas, sino que también se aplicará a otras grandes ciudades como Amberes, Gante, Lieja, Charleroi y Mons, con planes para expandir la videovigilancia y otras medidas de seguridad. Quintin ha calificado la situación de «catastrófica», enfatizando que el narcotráfico no solo afecta a las fronteras, sino que representa una amenaza a la integridad territorial del país.
Este despliegue militar se produce en medio de una prolongada parálisis política en Bruselas, que aún no tiene un gobierno constituido tras las elecciones regionales de junio de 2024. La falta de un liderazgo efectivo ha llevado a algunos, como el representante del partido liberal francófono MR, David Leisterh, a proponer repetir las elecciones si la crisis persiste, advirtiendo que Bruselas podría acabar bajo la tutela del gobierno federal si la situación no mejora.
La urgencia de la medida subraya la creciente preocupación de los ciudadanos sobre la seguridad en sus calles, donde el riesgo de ser alcanzado por una bala perdida se ha convertido en una realidad angustiante. La implementación de esta estrategia es inminente y se espera que transforme la dinámica de seguridad en la capital belga.
