Australia acaba de confirmar un acuerdo histórico para adquirir 11 fragatas clase Mogami construidas por Mitsubishi Heavy Industries, una compra valorada en $6.4 mil millones que refuerza su armamento ante la creciente amenaza de China en la región del Indopacífico. Este anuncio se realizó recientemente, marcando un paso crucial en la reestructuración de las Fuerzas Armadas australianas, que priorizarán la capacidad de ataque y defensa de largo alcance.
El ministro de Defensa, Richard Marles, destacó que la primera entrega de estos buques de guerra se espera para 2029, enfatizando que «estamos dando otro paso hacia la creación de una Armada mucho más grande y letal». Las fragatas, que poseen un sistema de lanzamiento vertical de 32 celdas, estarán equipadas con misiles tierra-aire y antibuque, lo que asegura la protección de las rutas comerciales marítimas de Australia.
Marles también confirmó que ocho de las fragatas se construirán en astilleros australianos, lo que no solo generará empleo local, sino que también fortalecerá la capacidad industrial del país. «La fragata clase Mogami ayudará a asegurar nuestras rutas comerciales y nuestros accesos al norte», añadió Marles en un comunicado.
La decisión de Australia de aumentar su gasto en defensa hasta el 2.4 % del PIB está alineada con la creciente preocupación por la actividad militar de China en la región. Este movimiento refleja una respuesta estratégica a la demanda estadounidense que sitúa el gasto en defensa en 3.5 % del PIB.
Por su parte, el ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani, celebró esta colaboración, indicando que «la apuesta de Australia por los buques japoneses demuestra la fuerte confianza en la tecnología nipona y resalta la interoperabilidad entre nuestras tropas». Este acuerdo representa la más significativa venta de equipamiento militar japonés al extranjero desde que el país levantó su veto a las exportaciones de material militar hace nueve años.
Con la creciente rivalidad en el Indopacífico, la compra de estas fragatas no solo transforma la capacidad defensiva de Australia, sino que también establece un nuevo estándar en la colaboración defensiva entre Japón y Australia. La comunidad internacional estará atenta a cómo este refuerzo militar impacta la dinámica geopolítica en la región.