En el corazón de la ‘almendra’ medieval de Vitoria-Gasteiz, el viajero se encuentra con una experiencia que combina historia y gastronomía. Las calles empedradas, testigos del paso de mercaderes y artesanos, son el escenario perfecto para disfrutar de pintxos creativos, vinos de Rioja Alavesa y dulces como el emblemático goxua. Cada bocado cuenta la historia de la ciudad, donde tradición y modernidad se dan la mano.
La ‘almendra’ vitoriana, así llamada por la forma ovalada del casco histórico, se remonta a la fundación de la «Nueva Victoria» en 1181 por el rey Sancho VI de Navarra. Las calles, como Correría, Zapatería y Herrería, evocan antiguos oficios y hoy son el epicentro de una vibrante vida social y gastronómica.
Mercados y gastronomía en el corazón de Vitoria
La gastronomía vitoriana no se entiende sin sus mercados. El Mercado de Abastos, situado en pleno centro, es más que un simple lugar de compra; es un escaparate del producto alavés y un punto de encuentro gastronómico. Aquí, entre puestos de pescados, carnes y embutidos, la zona de gastrobares ofrece raciones y pintxos de autor.
Cada jueves y sábado, la plaza de Santa Bárbara acoge un mercado hortofrutícola donde 36 puestos venden directamente lo que cosechan los productores locales. Además, el Mercado de la Almendra, que se celebra el primer sábado de cada mes, convierte las calles históricas en un animado escaparate de productos locales y artesanía, atrayendo tanto a vecinos como a visitantes.
Pintxos y postres que conquistan paladares
La experiencia del pintxo es fundamental en la gastronomía de Euskadi. Este formato de alta cocina en miniatura se disfruta en bares emblemáticos de la ciudad, como Toloño y Sagartoki, donde se encuentran creaciones que rivalizan con las de restaurantes con estrella Michelin. El huevo frito de Sagartoki y el “irlandés” de Toloño son solo ejemplos de la creatividad que se despliega en cada barra.
Los postres también ocupan un lugar destacado, siendo el goxua el más emblemático. Este pastel en capas, creado en los años setenta, se ha convertido en un símbolo de la ciudad, y se puede encontrar en cualquier pastelería o restaurante de Vitoria. Las pastelerías como Sosoaga y Goya son auténticas instituciones locales, conocidas por sus trufas y dulces tradicionales.
En definitiva, el casco histórico de Vitoria no solo es un lugar de paso, sino un destino en sí mismo, donde cada rincón invita a saborear la rica historia y la innovadora cocina vasca.
