El viaje en tren de Oslo a Bergen ofrece una experiencia única, combinando paisajes impresionantes y la oportunidad de conocer el icónico Flåmsbana. Esta ruta ferroviaria conecta dos de las ciudades más vibrantes de Noruega y permite hacer paradas en lugares de belleza natural indescriptible.
El trayecto principal, conocido como Bergensbanen, atraviesa un paisaje variado que incluye ríos caudalosos, bosques densos y la majestuosa meseta de Hardangervidda. Este viaje es igualmente hermoso en ambas direcciones y permite explorar algunos de los fiordos más emblemáticos de la región, siendo el Sognefjord el más notable, con sus 204 kilómetros de longitud, convirtiéndolo en el segundo fiordo más largo del mundo.
Desde Oslo hacia la majestuosidad natural
La aventura comienza en Oslo, una capital cosmopolita rica en cultura y arte, donde destacan el Teatro de la Ópera y el Museo de Arte Moderno Astrup Fearnley. Desde aquí, los viajeros pueden tomar el tren hacia Bergen, disfrutando del arte y la gastronomía local antes de adentrarse en los impresionantes paisajes noruegos.
Oslo ha evolucionado en una ciudad que prioriza la sostenibilidad, siendo nombrada Capital Verde Europea en 2019. La ciudad busca plantar 100 000 árboles para 2030, promoviendo el reciclaje y la reutilización entre sus ciudadanos.
A medida que el tren se adentra en el corazón de Noruega, se puede hacer una parada en Geilo, una estación popular tanto en invierno para esquiar como en verano para senderismo. Desde aquí, el viaje continúa hacia Finse, la estación más alta de la red ferroviaria noruega, famosa por sus paisajes glaciares y rutas de senderismo que ofrecen vistas espectaculares.
La experiencia del Flåmsbana
Una de las paradas más esperadas es Flåm, donde se puede abordar el famoso Flåmsbana. Este tren, que desciende 850 metros a través de un paisaje montañoso, es una maravilla de la ingeniería y se considera uno de los más empinados del mundo. A lo largo del recorrido se pueden observar cascadas, acantilados y el impresionante Aurlandsfjord.
Las vistas desde el tren son simplemente extraordinarias, y Flåm se convierte en la puerta de entrada para explorar el Sognefjord. Además, los visitantes pueden optar por actividades como el senderismo, el ciclismo o el kayak, permitiendo una conexión más profunda con la naturaleza.
A pesar de la afluencia de turistas, hay oportunidades para escapar de las multitudes y disfrutar de la tranquilidad en aldeas como Undredal, famosa por su queso de cabra. Este pequeño pueblo, con apenas 60 habitantes, ofrece un microclima y vistas impresionantes, convirtiéndolo en un lugar perfecto para desconectar.
Finalmente, el viaje culmina en Bergen, una ciudad histórica rodeada de montañas y fiordos. Conocida por su patrimonio cultural, Bergen fue el centro de la Liga Hanseática y ha dado lugar a figuras destacadas como el compositor Edvard Grieg. Su casco antiguo, con casas de madera coloridas, y su vibrante oferta gastronómica, hacen de esta ciudad un destino imperdible.
En resumen, el trayecto en tren de Oslo a Bergen con paradas en el Flåmsbana y el Sognefjord es una experiencia que combina historia, cultura y naturaleza en un solo viaje, ofreciendo a los viajeros la oportunidad de explorar uno de los países más bellos de Europa.