El 16 de noviembre de 1855, el explorador escocés David Livingstone se convirtió en el primer europeo en ver las impresionantes cataratas Victoria, un fenómeno natural que deja sin aliento. Tras años de exploración en África, Livingstone había cruzado desiertos y ríos, pero este encuentro marcaría un hito en su trayectoria. Las cataratas, denominadas «mosi» o «tunya» por la tribu de los makololos, se desploman en una grieta de 1 700 metros de longitud y más de 100 de profundidad, creando un espectáculo de agua pulverizada que asciende en el aire.
En la actualidad, un grupo de viajeros de El País Viajes sigue sus pasos en un recorrido por Zimbabue, Zambia y Malaui, comenzando su aventura en las cataratas que Livingstone bautizó en honor a la reina de Inglaterra. Este salto de agua hace frontera entre Zimbabue y Zambia, y es desde la ribera zimbabuense donde se puede disfrutar de los mejores miradores, tras el pago de una entrada de 50 dólares.
La herencia de Livingstone en la región
En 1905, se construyó un puente de hierro que facilita el paso sobre el cañón del Zambeze, parte de un ambicioso proyecto ferroviario ideado por Cecil Rhodes para conectar Ciudad del Cabo con El Cairo. Aunque el proyecto no se completó, este puente se ha mantenido como una importante vía de comunicación entre el norte de Zimbabue y el sur de Zambia, utilizado por trenes de mercancías y turísticos de lujo.
La siguiente parada en el viaje es Livingstone, una ciudad en Zambia a pocos kilómetros de las cataratas. Con aproximadamente 177 000 habitantes, la ciudad destaca por su museo dedicado al explorador, que alberga objetos originales, cartas y fotografías históricas que relatan su vida y sus expediciones. Entre los objetos más emblemáticos se encuentran su gorra, su abrigo y su rifle, todos testigos de su legado en el continente africano.
Aventura por el Zambeze y el lago Malaui
El viaje continúa por Zambia, descendiendo por el río Zambeze en canoa, tal como lo hizo Livingstone. Con guías locales, los viajeros navegan por un paisaje virgen, donde la fauna salvaje es abundante. A medida que se adentran en el río, pueden observar hipopótamos, cocodrilos y una variedad de aves. Este tramo del río es un ecosistema único que ha permanecido prácticamente intacto desde la época de Livingstone.
Tras varias noches acampando a orillas del Zambeze, los viajeros se dirigen al parque nacional South Luangwa, una de las reservas de fauna más grandes de Zambia. Este espacio protegido es hogar de numerosas especies salvajes y ofrece oportunidades únicas para avistar animales en su hábitat natural.
Finalmente, el grupo llega al lago Malaui, donde Livingstone realizó importantes exploraciones en 1859. Este lago, que se extiende a lo largo de 580 kilómetros, fue nombrado Nyasa por los chewa, la población local. En Nkhotakota, se puede ver el árbol bajo el cual Livingstone acampó en 1861, un recordatorio de su lucha contra la esclavitud y su deseo de prosperidad a través del comercio legítimo.
A pesar de los cambios que ha vivido la región desde la época de Livingstone, el legado de sus exploraciones y su defensa de los derechos humanos perdura, invitando a los viajeros a descubrir la belleza y la historia de Africa Austral.