Trancoso, un pequeño distrito de apenas 20 000 habitantes situado en el sur del estado de Bahía, se ha convertido en un destino turístico muy apreciado, conocido como el «tesoro mejor guardado de Brasil». Este enclave, que ha mantenido su autenticidad a lo largo de los siglos, combina una rica herencia cultural con playas de ensueño, convirtiéndose en un refugio para celebridades y viajeros en busca de un entorno natural y exclusivo.
Para llegar a Trancoso, es necesario volar hasta la ciudad de Porto Seguro, desde donde se accede fácilmente al distrito. Su historia se remonta al abril de 1500, cuando los portugueses llegaron a sus costas y se encontraron con los indígenas pataxó, quienes vivían en armonía con la selva atlántica. En 1586, los misioneros jesuitas fundaron una aldea bajo el nombre de Trancoso. Esta localidad permaneció aislada y rural durante siglos, dedicada a la pesca y la agricultura, lo que permitió conservar su arquitectura colonial y muchas tradiciones culturales.
Un enclave bohemio y exclusivo
La transformación de Trancoso comenzó en la década de 1970, cuando se convirtió en un refugio para hippies, artistas y viajeros alternativos que buscaban naturaleza y autenticidad. En el corazón del distrito se encuentra el quadrado, un pequeño centro peatonal que alberga la iglesia de São João Batista, una de las más antiguas de Brasil, rodeada de coloridas casitas que han sido transformadas en tiendas y restaurantes. Este espacio vibrante se ilumina por la noche, creando un ambiente mágico.
La chef brasileña Morena Leite, propietaria del hotel Alma Ninho, es una de las figuras destacadas de la comunidad. Creció en Trancoso y ha sido testigo de su evolución. «Crecer en Trancoso es especial, da una libertad y riqueza cultural que viene de esa mezcla de personas diferentes», afirma con orgullo. Su familia fue pionera en el desarrollo del área, convirtiendo su hogar en el primer restaurante y, posteriormente, en el hotel Capim Santo, que este año celebra 40 años de historia.
Playas idílicas y gastronomía local
Las playas de Trancoso son su mayor atractivo, con su arena blanca y aguas turquesas. La playa Dos Coqueiros, situada a solo 10 minutos del quadrado, cuenta con un club de playa que promueve la sostenibilidad y protege el bioma marino. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de elegantes sombrillas y un ambiente relajante, ideal para desconectar.
La llegada de aeropuertos domésticos en los años 2000 facilitó el acceso a Trancoso, atrayendo a magnates que optan por disfrutar de este paraíso en sus jets privados. Lugares como el hotel Fasano han surgido en la playa de Itapororoca, ofreciendo lujo y comodidades, incluyendo acceso a una reserva ecológica y diversas actividades al aire libre.
La Praia do Espelho, considerada una de las mejores de Brasil, es famosa por sus espejos de agua que reflejan el cielo y el mar. Este espectáculo natural, junto con restaurantes como Cala & Divino, que ofrecen productos frescos del mar, atrae a muchos visitantes. Además, la Praia de Tartarugas destaca por su restaurante sobre un acantilado, donde los comensales disfrutan de una vista inigualable.
Trancoso no solo es un destino turístico, sino un mosaico de culturas y tradiciones que ha sabido conservar su identidad a lo largo del tiempo. Desde los indígenas hasta los colonizadores, hippies y artistas, cada grupo ha dejado su huella en este singular lugar, creando un ambiente que continúa cautivando a los visitantes de todo el mundo.