La ciudad de Barcelona debe gran parte de su actual imagen al legado del arquitecto y urbanista Oriol Bohigas (1925-2021), cuya influencia se manifiesta en más de un centenar de edificios y proyectos emblemáticos. Uno de sus logros más destacados fue la reconstrucción del pabellón diseñado por Mies Van der Rohe para la Exposición Universal de 1929, un edificio que, a pesar de su relevancia, fue desmontado solo seis meses después de su inauguración y se convirtió en un mito arquitectónico.
El interés de Bohigas por este pabellón lo llevó a enviar una carta a Mies en su exilio estadounidense, proponiendo la idea de su reconstrucción. El arquitecto alemán, sorprendido pero satisfecho, aceptó el reto, lo que permitió que en 1984 se cristalizara esta obra arquitectónica que Mies describió como «un instante luminoso» en su vida. Esta reconstrucción no solo restauró un símbolo perdido, sino que también marcó el inicio de una nueva era en la arquitectura de la ciudad.
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La transformación urbana de Barcelona
Además de su trabajo en el pabellón de Mies, Bohigas fue un agente clave en la transformación de Barcelona durante la segunda mitad del siglo XX. Su enfoque integrador unió arquitectura y política, contribuyendo al desarrollo del Modelo Barcelona, que incluyó la recuperación del litoral, la construcción de la Villa Olímpica y la revitalización de Ciutat Vella.
Defensor de la «acupuntura urbana», Bohigas promovió mejoras graduales en el espacio urbano, desde la escala del edificio hasta la del barrio. Su legado incluye la creación de bibliotecas públicas y centros de salud, siguiendo las aspiraciones del movimiento arquitectónico GATCPAC. Su visión se plasmó en su obra escrita, siendo su libro Contra la incontinencia urbana (2004) fundamental para entender su concepción de la ciudad como un espacio político y social.
Obras icónicas y su impacto
Entre los numerosos proyectos de Bohigas y su equipo en MBM Arquitectes, destacan edificios como el Edificio Meridiana, un claro ejemplo de su enfoque funcional y estético, y la Vila Olímpica, que transformó la costa barcelonesa. La obra de Bohigas ha sido objeto de estudio y admiración, siendo considerada un referente en la arquitectura moderna.
A su vez, su colaboración con el entonces alcalde Narcís Serra y su sucesor Pasqual Maragall permitió avanzar hacia un modelo urbano más equitativo, donde el lema «Barcelona, posa’t guapa!» simbolizó un esfuerzo por revitalizar el centro y descentralizar la ciudad. Bohigas abogaba por una arquitectura que combinara la tecnología moderna con el respeto por el contexto, promoviendo así una «arquitectura bien compuesta».
Hoy, la figura de Oriol Bohigas es recordada no solo por su obra arquitectónica, sino también por su pensamiento crítico y su liderazgo en la comunidad arquitectónica local. Su legado continúa influyendo en las futuras generaciones de arquitectos y urbanistas, cimentando su lugar como uno de los grandes innovadores en la historia de Barcelona.
