El verano en España trae consigo un espectáculo natural que atrae a miles de visitantes: la floración de la lavanda. Este fenómeno es especialmente notable en varios pueblos del país, cada uno con su propio encanto y singularidad. Entre ellos, Brihuega, en la provincia de Guadalajara, se destaca como el referente nacional de este evento, ofreciendo paisajes impresionantes y actividades culturales que deleitan a los turistas.
Brihuega: el corazón de la lavanda
A solo una hora de Madrid, Brihuega se convierte en un destino imperdible durante los meses de verano. Sus campos de lavanda, ondulados y vibrantes, son el telón de fondo perfecto para una escapada. La municipalidad celebra anualmente el Festival de la Lavanda, un evento que incluye conciertos, visitas guiadas y experiencias sensoriales en medio de los cultivos. Además, el casco histórico de Brihuega, con sus fuentes y murallas, complementa la oferta cultural de la zona, convirtiendo la visita en una experiencia completa.
Otros destinos destacados
En la comunidad de Castilla y León, se encuentra Tiedra, un pequeño pueblo de Valladolid que ofrece un rincón violeta rodeado de un centro de interpretación que facilita talleres y rutas para conocer más sobre la lavanda. Su castillo medieval y el entorno tranquilo lo convierten en un lugar ideal para quienes buscan autenticidad y paz.
Por otro lado, El Romeral en Toledo atrae a aquellos que prefieren un ambiente menos masificado. Sus campos de lavanda se mezclan con los emblemáticos molinos de viento, ofreciendo una experiencia serena y hermosa. Este pueblo también organiza jornadas de puertas abiertas en algunas plantaciones, donde los visitantes pueden degustar productos locales con esencia de lavanda.
En la provincia de Soria, San Felices es un secreto bien guardado entre los amantes del turismo rural. Este pequeño pueblo, situado junto a la frontera con La Rioja, cuenta con campos de lavanda que rodean calles empedradas y casas tradicionales. Las celebraciones de la floración incluyen jornadas de destilación de aceites esenciales y degustaciones de productos locales, perfectas para quienes buscan una conexión directa con la tierra.
Caleruega, en Burgos, es conocida por ser la cuna de Santo Domingo de Guzmán. En verano, sus paisajes de lavanda son sorprendentes, rodeados de viñedos y monasterios que añaden un valor cultural a la visita. Los campos de lavanda en las afueras son accesibles a pie o en bicicleta, permitiendo disfrutar de la naturaleza en un entorno tranquilo.
En Murcia, el pueblo de Moratalla ofrece su propia versión de la Provenza española. Las sierras que lo rodean albergan lavanda silvestre que florece espectacularmente en verano. Algunos agricultores han comenzado a cultivar lavandines, un híbrido natural, lo que permite a los visitantes conocer el proceso de destilación y producción en visitas guiadas.
Finalmente, en Albacete, El Bonillo destaca por sus amplios campos de lavanda y su apuesta por el turismo sensorial. Las visitas guiadas, talleres y catas de productos locales como miel y quesos aromatizados hacen de este un destino encantador, ideal para quienes desean escapar de las multitudes y disfrutar de la esencia rural de la zona.
Asimismo, Almazán, también en Soria, combina su rico patrimonio medieval con campos de lavanda cercanos al centro histórico. La producción local de lavanda se ha integrado en la agenda cultural del pueblo, con actividades que fomentan un turismo rural y sostenible.
La floración de la lavanda no solo embellece los paisajes españoles, sino que también promueve el turismo en estas localidades, ofreciendo experiencias únicas para todos aquellos que desean disfrutar de la naturaleza y la cultura en un mismo viaje.
