Los ‘greeters’ son vecinos que, con gran entusiasmo, ofrecen recorridos gratuitos a los turistas interesados en conocer la esencia de sus ciudades. Este fenómeno, que comenzó en Nueva York en 1992, ha ganado popularidad en 47 países y 171 destinos, permitiendo a los visitantes explorar lugares menos turísticos y disfrutar de experiencias auténticas.
Una jornada inolvidable en Queens
El recorrido de un grupo familiar por Queens, guiado por Ellen Gasnick, una psicoterapeuta de 78 años, se convirtió en una experiencia memorable. A pesar de que la visita estaba programada para durar unas cuatro horas, se extendió a casi ocho, dejando a todos encantados. La pequeña del grupo, tras la jornada, afirmó que había sido «el mejor tour de su vida», destacando la calidez y cercanía de su guía, quien se comportó más como una amiga que como una guía turística.
El lema de la International Greeter Association es «¡Llega como invitado, vete como amigo!», lo que refleja el espíritu de estas visitas. Gasnick, con 33 años de experiencia como greeter, comparte su pasión por Queens, un barrio que ha vivido desde su infancia. «Cada visita es diferente, de todas me voy con algo nuevo aprendido», comenta con entusiasmo.
Un modelo de éxito global
La asociación fue fundada por Lynn Brooks, quien creó Big Apple Greeters para desmentir la imagen peligrosa de Nueva York en la década de los noventa. Desde entonces, más de 3 000 voluntarios han seguido sus pasos, ofreciendo recorridos que no solo son gratuitos, sino que también están diseñados para conectar a las personas. Los grupos están limitados a seis participantes para asegurar una experiencia más íntima y personalizada.
Los voluntarios no son guías turísticos profesionales ni expertos en historia, sino vecinos que desean compartir lo que aman de su ciudad. La directora del programa en Nueva York, Gail Morse, señala que muchos de los encuentros terminan en amistades duraderas, lo que añade un valor único a la experiencia.
En España, el modelo de greeters también ha encontrado su lugar, aunque en menor medida. En San Sebastián, un grupo de nueve voluntarios, entre ellos Javier Villena, un auditor jubilado, se dedica a mostrar la ciudad a los visitantes. Con un enfoque en la historia y la arquitectura romántica, Villena comparte su conocimiento de manera natural y sin guiones, haciendo que cada visita sea única.
En conclusión, el programa de greeters no solo enriquece la experiencia del viajero, sino que también fortalece la comunidad local, creando lazos de amistad y comprensión cultural en un mundo que a menudo parece cada vez más distante.
