La Navidad en España es sinónimo de tradición y dulces típicos que llenan las mesas familiares. En este contexto, hay 10 pueblos que destacan por su particular oferta de golosinas navideñas, convirtiéndose en destinos imprescindibles para quienes buscan disfrutar de sabores auténticos y artesanales.
Jijona: La cuna del turrón
En Jijona, un pintoresco pueblo de Alicante, se elabora el turrón más famoso del país. Este dulce, elaborado con almendra marcona y miel de romero, es símbolo de la gastronomía navideña española. Las fábricas de turrón, muchas de ellas abiertas al público para visitas y degustaciones, permiten conocer de cerca un oficio que ha perdurado a lo largo de los siglos. Lo más recomendable es el turrón artesano de Jijona, un producto que refleja la dedicación y el saber hacer de sus maestros.
Estepa: Capital del polvorón
En Estepa, situada en Sevilla, la Navidad comienza en octubre, cuando las fábricas de polvorones y mantecados se preparan para la gran demanda. Este municipio es uno de los mayores productores de estas delicias en el mundo, y cada año sorprende con nuevas variedades. Los polvorones artesanos y los mantecados de canela son dos de las opciones más populares que no pueden faltar en la mesa navideña.
Famoso por sus destilerías de anís y sus dulces tradicionales, Rute en Córdoba se convierte en un destino navideño de referencia. Desde el Belén de Chocolate hasta sus museos dedicados a la repostería, Rute ofrece una experiencia única. Los dulces que se pueden adquirir, como el anís, los alfajores y los roscos, son esencialmente parte de su herencia cultural.
Sonseca y Tordesillas: Mazapán y amarguillos
Cuando se habla de mazapán, Sonseca, en Toledo, es una referencia indiscutible. Los maestros pasteleros de este pueblo mantienen viva una tradición que se remonta a siglos atrás, elaborando este dulce con almendra triturada a mano. El mazapán artesano y las figuritas tradicionales son los productos más destacados.
Por otro lado, Tordesillas, en Valladolid, es conocida por sus amarguillos, un dulce que tiene su origen en el convento de las Ursulinas. Esta localidad conserva con orgullo su tradición repostera, donde los amarguillos de almendra y limón son los protagonistas.
La Alberca y Castuera: Dulces de montaña y tradición
La Alberca, un hermoso pueblo en Salamanca, destaca por sus perronillas y roscos, dulces humildes que reflejan la tradición serrana. Elaborados con ingredientes locales en hornos tradicionales, estos dulces se han convertido en un símbolo de la repostería de montaña. En Castuera, en Badajoz, también se puede encontrar turrón, aunque menos conocido que el alicantino. Aquí se mezclan recetas antiguas con almendras extremeñas, creando un turrón de Castuera que es toda una delicadeza.
Almazán y Oña: Sabores medievales
En Almazán, Soria, la Navidad se vive con aromas de manteca y horno de leña. Este pueblo mantiene vivas recetas vinculadas a la repostería conventual castellana, con mantecadas y rosquillas que son elaboradas con esmero. Por su parte, Oña, en Burgos, conserva una de las tradiciones reposteras más antiguas del norte de España, con dulces que datan de la Edad Media. Las pastas conventuales y rosquillas son productos que se deben degustar durante esta época del año.
La Murada: Tradición familiar
Finalmente, La Murada, en Alicante, aunque pequeño y poco conocido, sorprende con su rica tradición repostera. Las recetas familiares que se han transmitido de generación en generación dan vida a los rollicos de anís y los rollos de vino, perfectos para completar una cena navideña.
Estos pueblos no solo ofrecen dulces, sino que representan la herencia cultural y gastronómica de España, convirtiéndose en paradas obligadas para quienes desean disfrutar de la Navidad de una manera auténtica y deliciosa.
