La inmigración ha sido uno de los temas más debatidos en Europa en los últimos años, especialmente en relación a los musulmanes y a aquellos que provienen de países de Oriente Medio y África. Las palabras de la ex canciller alemana Ángela Merkel han vuelto a cobrar relevancia en este contexto, tras resurgir en las redes sociales. En 2010, Merkel afirmó: «El problema de Europa no es que haya mucho islam, sino que hay pocos valores cristianos», durante un congreso de la Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU).
En esa época, el debate sobre la integración de inmigrantes musulmanes en Alemania ya era candente. A día de hoy, se estima que alrededor de cinco millones de personas musulmanas residen en el país, lo que representa aproximadamente el 6,5% de la población. La mayoría de ellos son de origen turco y pertenecen a la corriente suní.
El contexto de la integración en Alemania
Merkel, quien ocupó el cargo de canciller durante cuatro legislaturas, abogó por una estrategia de integración para los inmigrantes. Sin embargo, desde el inicio de su mandato, los sectores más conservadores de su partido presionaron para limitar la llegada de inmigrantes de otras culturas. En 2025, más de quince años después de sus polémicas declaraciones, Alemania y otros países europeos enfrentan crisis migratorias que han polarizado aún más a la sociedad.
En 2010, la CDU sostenía que la identidad cultural alemana se fundamentaba en «la tradición judeo-cristiana, la filosofía de la Ilustración y la experiencia histórica nacional». Sin embargo, en la actualidad, la población musulmana ha crecido considerablemente, convirtiéndose en la segunda religión más practicada en el país.
Una reflexión sobre el islam en Alemania
Con el paso de los años, Merkel reconoció que el islam y los musulmanes son «parte» de Alemania. En 2018, afirmó que «la gran mayoría de estos musulmanes rechazan el radicalismo y el islamismo y practican su religión de forma pacífica y de acuerdo a la Constitución». Estas declaraciones se produjeron en un momento en que el entonces ministro del Interior, Horst Seehofer, había reavivado el debate sobre la relación entre el islam y la identidad alemana.
Merkel defendió firmemente que la violencia, la xenofobia, el racismo y el antisemitismo no tienen cabida en Alemania. También subrayó que la libertad religiosa es un principio fundamental del país, a pesar de su insistencia en que Alemania se basa en «la tradición judeo-cristiana». Estas discusiones continúan siendo relevantes, ya que la sociedad alemana sigue lidiando con los retos de la integración y la convivencia en un entorno cultural diverso.