Las principales organizaciones empresariales de Ceuta y Melilla han denunciado la falta de respuesta del Gobierno de España ante la creciente presión económica que Marruecos ejerce sobre ambas ciudades autónomas. Esta crítica se produce en un momento clave, justo antes de una nueva Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los gobiernos de ambos países, donde los empresarios temen que sus preocupaciones sean nuevamente desatendidas.
La Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) y la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) han calificado la situación actual como insostenible. Aseguran que Marruecos continúa restringiendo el comercio, cerrando pasos fronterizos esenciales y dificultando el flujo de mercancías, lo que agrava las relaciones económicas históricas entre las dos orillas.
Denuncias de abandono
En declaraciones recogidas por El Debate, los portavoces de estas organizaciones han acusado al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez de “mirar hacia otro lado”, a pesar de los serios efectos sociales y económicos que esta situación está causando en la población de ambas ciudades. “Nos están dejando solos”, lamentan los empresarios, quienes critican que, mientras Rabat implementa medidas que asfixian la economía local, el Gobierno central persiste en una política de apaciguamiento que no ha producido resultados tangibles.
El presidente de la CEME, Enrique Alcoba, ha manifestado su escepticismo ante la próxima cumbre bilateral. En declaraciones recientes a El Faro de Melilla, Alcoba afirmó que los empresarios han perdido la confianza en este tipo de encuentros, ya que “ninguna de las promesas anteriores se ha cumplido”, refiriéndose a los compromisos adquiridos en la última RAN celebrada en febrero de 2023 en Rabat.
Reclamaciones urgentes
Las principales demandas de los empresarios incluyen la reapertura efectiva de las aduanas comerciales en ambas ciudades. A pesar de los anuncios del Gobierno español sobre avances en este ámbito, la realidad es que las fronteras siguen sin permitir el tránsito comercial normalizado. Además, el régimen de viajeros no se ha reactivado y no se han propuesto alternativas económicas viables que compensen la eliminación del comercio atípico, que ha sido la base de la economía local durante décadas.
El cierre de la aduana en Melilla, inaugurada simbólicamente en enero de 2025 pero cerrada al tráfico real, se ha convertido en un símbolo del desencanto empresarial. La situación en Ceuta es similar, lo que lleva a los líderes empresariales a concluir que no hay una verdadera voluntad política por parte de ninguno de los gobiernos para abordar el problema.
Asimismo, el descontento ha aumentado debido al cambio de postura del Gobierno español respecto al Sáhara Occidental. La decisión de apoyar el plan de autonomía propuesto por Marruecos, sin consultar previamente a las autoridades de Ceuta y Melilla, ha sido criticada tanto a nivel institucional como por parte del tejido empresarial, que teme que sus intereses queden subordinados a una agenda exterior que no los contempla.
Los empresarios insisten en que Ceuta y Melilla deben ser una prioridad en las relaciones exteriores de España. Consideran que su situación no puede seguir siendo tratada como una “cuestión periférica”, ya que está en juego la supervivencia económica y social de estos territorios estratégicos para la soberanía nacional. De cara a la RAN que se celebrará este jueves, los empresarios exigen hechos concretos y no meras promesas.
“No queremos más fotos ni declaraciones de buenas intenciones”, afirman desde las confederaciones empresariales, reclamando medidas inmediatas y verificables que alivien el bloqueo económico, faciliten el comercio y restauren la confianza en los sectores productivos.
En este contexto, advierten del riesgo de que muchas empresas, en especial las pequeñas y medianas, se vean abocadas al cierre definitivo si no se produce un cambio de rumbo. Alertan que el desempleo, la precariedad y el malestar ciudadano seguirán creciendo si se mantiene el actual escenario de abandono institucional. “Estamos siendo abandonados a nuestra suerte”, concluyen, mientras esperan que esta vez sus demandas no caigan en saco roto.
