La Iglesia de Santa Lucía, un templo católico de estilo ecléctico situado en Santander, es un destacado ejemplo de la arquitectura religiosa del siglo XIX en España. Construida entre 1854 y 1868, este edificio no solo es un lugar de culto, sino que también guarda una curiosa conexión con la historia de la Cueva de Altamira.
Historia de la construcción
La necesidad de erigir la Iglesia de Santa Lucía surgió tras el cierre de conventos debido a la desamortización de Mendizábal en 1836, en un periodo en que Santander experimentaba un notable crecimiento demográfico. La primera piedra fue colocada el 18 de septiembre de 1854, y su diseño fue realizado por el arquitecto Antonio Zabaleta de manera gratuita. La construcción se completó en un contexto en el que se levantaron pocos templos en España, lo que hace de este edificio una pieza única de la arquitectura religiosa de la época.
El templo fue inaugurado en junio de 1868 y los costes de la obra fueron financiados por particulares, el Ayuntamiento y la Reina Isabel II. Durante la misa inaugural, oficiada por Simón del Campo, se utilizó el útil litúrgico traído de la catedral. Curiosamente, el obispo de la época, José López Crespo, regaló a la parroquia un billete de lotería premiado con 10.000 reales.
Un refugio tras el incendio de 1941
La historia de la iglesia también se ha visto marcada por eventos trágicos, como el incendio de 1941, que provocó graves daños en la catedral de Santander. Posteriormente, la Iglesia de Santa Lucía pasó a ser sede interina del obispado hasta la finalización de las obras de reconstrucción en 1953. En 1987, la iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
Además, entre 1953 y 1955, se construyó la Capilla de Santa María en el lado izquierdo del edificio, gracias a la iniciativa de Emilio Botín Sanz de Sautuola López, en homenaje a su madre, la descubridora de la famosa Cueva de Altamira. Este proyecto fue diseñado por Javier González de Riancho, solidificando así el vínculo de la iglesia con la historia reciente de España.
La Iglesia de Santa Lucía no solo es un monumento arquitectónico, sino también un testimonio de la historia cultural y religiosa de Santander, que merece ser visitado y conocido por todos aquellos que aprecian el patrimonio español.
