La Casa de Castril en Granada, un emblemático palacio renacentista, no solo destaca por su arquitectura, sino también por su conexión histórica con los Reyes Católicos y una trágica leyenda de amor que ha perdurado a través de los siglos. Este edificio, que alberga actualmente el Museo Arqueológico de Granada, se sitúa en la carrera del Darro, en el antiguo barrio árabe de Ajsaris, donde la nobleza granadina tuvo su residencia desde el siglo XVI.
Construida en 1539, la Casa de Castril es considerada uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista de la ciudad. Perteneció a la familia de Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, quien jugó un papel crucial en la Reconquista de Granada y en la redacción de las Capitulaciones. La obra fue atribuida a Sebastián de Alcántara, un destacado discípulo de Diego de Siloe.
La historia detrás de la leyenda
Un aspecto fascinante de la Casa de Castril es la leyenda que la rodea, especialmente en lo que respecta a su balcón ciego sobre el Paseo de los Tristes. La historia narra que Elvira, hija de Hernando de Zafra, se enamoró de Alfonso de Quintanilla en secreto, ya que ambas familias eran rivales. En un encuentro clandestino, Alfonso intentó escapar por el balcón cuando el noble regresó inesperadamente a casa.
El padre de Elvira, al encontrar a Alfonso en la alcoba de su hija, creyó que era un amante. A pesar de los intentos del joven por explicar su presencia, Hernando, cegado por la ira, ordenó la ejecución de un sirviente, quien había alertado a los amantes. «Colgado quedarás, esperando la del cielo», dijo el noble, esculpiendo la frase en el balcón que aún se puede ver.
Consecuencias trágicas
Tras el trágico suceso, Elvira fue confinada en casa de su padre y, abrumada por la desesperación y la falta de libertad, se quitó la vida tras ingerir veneno. Esta triste historia de amor y celos ha dejado una huella imborrable en la memoria cultural de Granada, haciendo de la Casa de Castril un lugar de interés tanto histórico como turístico.
En 1917, se adquirió la Casa de Castril para establecer en ella el Museo Arqueológico de Granada, asegurando que la rica historia del lugar continúe viva y accesible para las futuras generaciones.
La Casa de Castril no solo es un testimonio de la grandeza arquitectónica del Renacimiento, sino también un recordatorio de las pasiones humanas que han dado forma a la historia de Granada.