La localidad cordobesa de Iznájar destaca por su impresionante paisaje y su legado histórico, siendo conocida por sus numerosos miradores que ofrecen vistas espectaculares. Situada a orillas del embalse que lleva su nombre, la localidad combina belleza natural con un rico patrimonio cultural.
Vistas y miradores emblemáticos
Desde el Mirador de La Villa, ubicado en el casco histórico junto a la Sala-Museo Antonio Quintana, se puede contemplar la Sierra de la Ventana y el arroyo de Priego. Este mirador es solo uno de los muchos que salpican la localidad, entre los que destaca el Mirador Cruz de San Pedro, conocido por ser el lugar ideal para disfrutar de puestas de sol inolvidables.
Otros miradores como el de Las Peñas, que se asoma sobre el embalse, y el de Las Tres Cruces, que permite acceso a un pinar, brindan perspectivas únicas de la naturaleza circundante. En la parte baja, el Mirador de Las Canteras ofrece una vista privilegiada de la forma piramidal de Iznájar, mientras que el Mirador Puerta del Rey es perfecto para disfrutar de la tranquilidad que emana del agua.
Un legado histórico fascinante
Iznájar se encuentra en una península unida por dos puentes, el Agromán y el Fernández, y su barrio de la Villa ha sido declarado Bien de Interés Cultural. Su Castillo de Iznájar, conocido como Hisn-Ashar, se alza a 533 metros sobre el nivel del mar, rodeado por el río Genil y el arroyo de Priego. Este castillo, de raíces árabes, se erigió en el siglo VIII y fue ampliado hasta el siglo XV.
El nombre de Iznájar proviene de la palabra árabe ‘hisn’ (castillo) y ‘al-ashar’ (alegre), reflejando su herencia cultural. A tan solo una hora y cuarto en coche de Málaga, la localidad se convierte en un destino accesible que narra su historia, incluyendo la reconquista por Fernando III, que no alcanzó estas tierras hasta la primera mitad del siglo XV.
La iglesia parroquial de Santiago Apóstol, situada en la parte alta del recinto medieval, es un ejemplo de la arquitectura renacentista de la zona. Entre sus tesoros, se encuentran frescos del siglo XVII que adornan los laterales próximos al altar. Por su parte, el sanctuario Virgen de la Piedad, patrona de la localidad, destaca por su camarín del siglo XVIII, una obra arquitectónica singular.
En Iznájar, cada rincón narra una historia. La Plaza de la Torre ofrece vistas privilegiadas al castillo y al barrio del Peñón, mientras que la Plaza Rafael Alberti rinde homenaje al poeta que encontró inspiración en este lugar. El Patio de Las Comedias, que en su época medieval fue un zoco, celebra el arte y la cultura a través de las representaciones teatrales que allí se realizaban en el siglo XVI.
La esencia andaluza se respira en cada calle, donde el color de las puertas y macetas alegra el entorno. El Paseo de las Canteras invita a pasear y disfrutar de la tranquilidad del embalse, especialmente cuando baja su nivel, dejando al descubierto las ruinas de antiguas viviendas anegadas.
Iznájar no es solo un destino turístico por sus miradores y su historia, sino que también es un lugar donde la naturaleza y la cultura se entrelazan, creando un ambiente único que atrae a visitantes en busca de tranquilidad y belleza.

 
            
 
             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
         
             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                             
                            