El valle del Corneja, un paraje aún no contaminado por el turismo masivo, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de la naturaleza y el arte. Este rincón de la serranía abulense ha sido fuente de inspiración para artistas como el pintor Benjamín Palencia, quien encontró aquí la paz y la belleza que necesitaba tras la Guerra Civil.
La ruta hacia este valle comienza en el puerto de Villatoro, donde la carretera que conecta Ávila con Plasencia (N-110) se desvía hacia Villafranca de la Sierra, el pueblo donde Palencia se retiró en 1941. Alejado de las miradas críticas de Madrid, buscó en este lugar la limpieza atmosférica y los colores vibrantes de su entorno. La conexión con el paisaje era tan profunda que su obra, como Bodegón y paisaje (1943), refleja la esencia del valle.
El legado de Palencia en el Corneja
Palencia pasó veranos en Villafranca, donde forjó una amistad especial con Serafín, un lugareño que le mostró los secretos del lugar. En el pueblo, se puede encontrar la casa que el poeta Luis Felipe Vivanco diseñó para él en 1954, ahora convertida en un alojamiento rural que, curiosamente, no atrae a los turistas como cabría esperar. A pesar de su fama, este refugio permanece en calma, un testimonio del deseo de tranquilidad que buscaba el artista.
Los molinos del valle, donde Palencia se inspiró en los paisajes, se pueden explorar a través de la ruta de los Molinos, un sendero de 8,5 kilómetros que permite descubrir las ruinas de 22 aceñas históricas. A lo largo del camino, los visitantes pueden observar la belleza natural y disfrutar de la fauna local, como diversas especies de mariposas, que añaden un toque especial al recorrido.
Otro destino destacado en el valle es Bonilla de la Sierra, que fue reconocida en 2019 como uno de los Pueblos más Bonitos de España. Este pueblo, que cuenta con solo 163 habitantes, se convierte en un refugio de paz, donde los visitantes pueden explorar sus calles tranquilas y la impresionante iglesia gótica de San Martín de Tours.
Rutas y gastronomía en el valle
Para los que buscan aventura, el puerto de Peñanegra ofrece espectaculares vistas y la posibilidad de practicar parapente. Desde aquí, se puede apreciar el valle del Corneja en toda su extensión, y es un punto de despegue para quienes desean surcar los cielos. Además, el castillo de El Mirón, con su rica historia, se encuentra a pocos kilómetros, ofreciendo otra oportunidad para explorar la herencia cultural de la región.
La gastronomía local también merece atención; el Hostal Goya ofrece platos tradicionales como patatas revolconas y chuletón de Ávila, mientras que la pizzería del hotel rural La Cayetana presenta opciones innovadoras con ingredientes de calidad, todo en un ambiente acogedor que complementa la experiencia del valle.
El valle del Corneja no solo es un lugar para disfrutar de la tranquilidad y la belleza natural, sino también un homenaje a Benjamín Palencia y su legado artístico. Un recorrido por sus paisajes y pueblos es una invitación a descubrir un rincón de Ávila que sigue cautivando a quienes buscan un refugio lejos del bullicio de la vida moderna.