miércoles, octubre 22, 2025

El legado vitivinícola de Carlos III revive en Madrid

El Real Cortijo de San Isidro, una bodega del siglo XVIII, abre sus puertas al enoturismo en Madrid.
por 22 septiembre, 2025
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A escasos kilómetros de Aranjuez, el Real Cortijo de San Isidro se erige como un testimonio de la historia vitivinícola de España. Este lugar, construido en 1782 por orden de Carlos III, ha sido transformado en un espacio enoturístico donde los visitantes pueden explorar su rica herencia y participar en catas de vino.

El enfoque del monarca ilustrado fue crear una explotación modelo del siglo XVIII, adquiriendo los prados circundantes y plantando viñas y olivos. Así, dio vida a un complejo rural que incluía casas para colonos, jardines y una bodega subterránea que abastecía de vino y aceite al palacio de Aranjuez. Hoy, este legado histórico se entrelaza con la modernidad, ofreciendo un sitio turístico único en Europa.

Un recorrido por la historia subterránea

Marina Navarro, directora de la bodega desde hace veinticinco años, nos recibe en la entrada principal, donde una imponente puerta de piedra de estilo neoclásico da la bienvenida a los visitantes. Al descender a las galerías subterráneas, que se extienden a lo largo de casi medio kilómetro, se pueden observar 187 hornacinas que anteriormente albergaban enormes tinajas de barro, algunas de las cuales fueron utilizadas para almacenar vino y aceite.

Las condiciones ideales de temperatura y humedad en estas galerías permiten que el vino envejezca en barricas de roble francés o en botellas apiladas, elaborándose a partir de uvas seleccionadas de la finca La Losa. Algunas botellas han llegado a manos de personalidades destacadas, desde miembros de la familia real hasta celebridades del mundo del arte.

Un pasado cambiante y un futuro prometedor

Tras la muerte de Carlos III, su hijo Carlos IV continuó el proyecto, pero fue Manuel Godoy, su ministro, quien realmente impulsó la bodega hacia su época dorada. Sin embargo, el esplendor no duró para siempre; bajo el reinado de Isabel II, la bodega fue vendida al general Prim y cayó en el olvido, sufriendo transformaciones que alteraron su estructura original.

Con el tiempo, el edificio fue utilizado para diversos fines, desde vaquería hasta sala de cine, hasta que se decidió restaurar su función original: la elaboración y crianza de vinos. En los últimos años, además, se ha convertido en escenario de rodaje para series como Élite y Las chicas del cable, lo que ha aportado una nueva dimensión a su historia.

El Real Cortijo de San Isidro no solo es un lugar donde el vino sigue madurando con el tiempo, sino que también se ha convertido en un punto de encuentro cultural y turístico que atrae tanto a amantes del vino como a cinéfilos. Sin duda, este rincón de Madrid es un lugar que combina pasado y presente de manera excepcional.

Redacción

Equipo editorial especializado en actualidad ibérica, economía y política. Información rigurosa y análisis profundo de España y Portugal las 24 horas del día.

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