El Castell de Guadalest, un pintoresco pueblo situado en la provincia de Alicante, se erige como una de las joyas más ocultas de la Marina Baja, destacando por su impresionante patrimonio histórico y natural. Con solo 300 habitantes, este pequeño enclave atrae a turistas que buscan una experiencia única en un entorno cautivador. A una altitud de 587 metros, su acceso es tan espectacular como el mismo pueblo: para llegar a su casco antiguo, es necesario atravesar un túnel excavado en la roca que añade un toque de aventura al recorrido.
El Castell de Guadalest no es solo un destino visual, sino que su encanto ha sido reconocido oficialmente; en 1974 fue declarado Conjunto Histórico Artístico y más tarde Bien de Interés Cultural. Este estatus se debe a su casco urbano, repleto de casas blancas, miradores infinitos y calles empedradas que invitan al paseo tranquilo.
Patrimonio y cultura
Entre los edificios más emblemáticos del pueblo destaca la Casa Orduña, un ejemplo de la arquitectura local, así como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que ofrece un vistazo a la historia religiosa de la zona. También se encuentra la prisión del siglo XII, ubicada bajo el Ayuntamiento, que recuerda los tiempos antiguos del lugar.
La oferta cultural de El Castell de Guadalest sorprende por su diversidad. Los visitantes pueden explorar museos dedicados a temas tan variados como casas de muñecas, juguetes antiguos, vehículos históricos, micro miniaturas, saleros y pimientos, e incluso un museo medieval. Sin embargo, la gran protagonista es la fortaleza que corona el pueblo: el castillo de San José, construido en el siglo XI por los musulmanes. Aunque hoy solo quedan restos de su estructura, su importancia estratégica es innegable, y junto a la Alcazaba, que conserva una torre en pie, nos habla de un pasado defensivo fascinante.
Aventura y naturaleza
La naturaleza que rodea El Castell de Guadalest es otro de sus atractivos. La zona invita a los amantes del senderismo, las rutas en bicicleta y la escalada a disfrutar de un entorno privilegiado. Durante los meses de verano, la piscina municipal, situada bajo las imponentes rocas del pueblo, se convierte en el lugar ideal para refrescarse a precios asequibles.
Además, la ruta circular del embalse de Guadalest ofrece una oportunidad perfecta para disfrutar de vistas espectaculares al valle y sus aguas turquesa, convirtiéndose en una actividad familiar muy apreciada. El Castell de Guadalest es, sin duda, un destino que parece tenerlo todo: historia, paisajes de cine, actividades al aire libre y la tranquilidad que solo ofrecen los pueblos pequeños con un alma grande.