La llegada del otoño en Cataluña despierta una de las tradiciones más queridas: la búsqueda de setas. Este año, el Bac de Setcases, un bosque en el Pirineo oriental, se presenta como el destino ideal para los amantes de la micología, quienes se aventuran a encontrar especies como los ceps, los rovellons y los rossinyols.
La afición por la recolección de setas ha crecido enormemente, especialmente entre los habitantes de grandes ciudades que se equipan con botas, navajas y cestos para explorar la naturaleza. Sin embargo, la experiencia no siempre garantiza éxito. Madrugar es esencial, ya que quienes llegan tarde pueden encontrarse con que otros han agotado los recursos del bosque. Además, la luz del sol complica la visibilidad del suelo, dificultando la localización de estos tesoros naturales.
Características del Bac de Setcases
El Bac de Setcases, alejado del bullicio urbano, ofrece un entorno privilegiado para el crecimiento de setas. Las condiciones climáticas, junto con la humedad de los valles y las altas cumbres que lo rodean, crean un hábitat ideal para la proliferación de hongos en esta época del año. La combinación de lluvias frecuentes y días soleados favorece la aparición de especies muy valoradas por su sabor y propiedades culinarias.
Entre las setas más buscadas se encuentran los ceps (Boletus edulis), apreciados por su versatilidad en la cocina, los rovellons o níscalos (Lactarius deliciosus), típicos de la gastronomía catalana, y los rossinyols (Cantharellus cibarius), conocidos por su distintivo aroma afrutado. Otras variantes como las llenegues, fredolics y apagallums también pueden ser halladas, cada una con características únicas que enriquecen la oferta culinaria local.
Tradición y gastronomía en la región
La recolección de setas en el Bac de Setcases se ha convertido en una tradición arraigada en la cultura de la comarca. Desde hace décadas, aficionados de toda Cataluña visitan esta zona, integrando la actividad en la vida cotidiana de sus habitantes. En los mercados de Camprodon y Ripoll, es habitual encontrar paradas que ofrecen setas frescas durante los meses de otoño, mientras que muchos restaurantes de la Vall de Camprodon presentan menús especiales que destacan los sabores del bosque, creando un vínculo entre la gastronomía y el territorio.
La cercanía del Parque Natural de las Capçaleres del Ter i del Freser brinda a los visitantes una doble oportunidad: disfrutar de la recolección de setas y deleitarse con un paisaje impresionante, donde se pueden contemplar picos como Costabona y Bastiments. Para aquellos que buscan un lugar para descansar tras su jornada micológica, el pintoresco pueblo de Setcases, con sus casas de piedra y calles empedradas, es un destino ideal.
Acceder al Bac de Setcases es sencillo desde Girona; el trayecto en coche toma aproximadamente una hora y 45 minutos, siguiendo la C-66 y luego la C-38 hasta Camprodon, para continuar por la carretera GIV-5264. Desde Barcelona, el viaje se extiende a dos horas y media, comenzando por la C-17 en dirección a Ripoll y siguiendo las indicaciones hasta alcanzar el bosque.
En definitiva, el Bac de Setcases se perfila como el lugar perfecto para disfrutar de la micología en Cataluña, donde la naturaleza, la tradición y la gastronomía se entrelazan en una experiencia única cada otoño.