Djerba, una isla situada en el sur de Túnez, se ha convertido en un destino turístico ideal gracias a su rica herencia cultural y sus espectaculares playas. Este rincón del Mediterráneo no solo atrae por sus paisajes de aguas turquesas, sino también por ser el hogar de la sinagoga más antigua de África, la Ghriba, que se sitúa en el pueblo de Erriadh.
Un recorrido por la historia y la cultura de Djerba
La pequeña perla del Magreb, Djerba, destaca por su diversidad y encanto. La capital de la isla, Houmt-Souk, con más de 20.000 habitantes, ofrece una atmósfera vibrante, donde la arquitectura tradicional de casas encaladas se mezcla con la vida cotidiana. Pasear por sus calles es adentrarse en un laberinto de cultura y artesanía, donde los zocos, con sus estrechos pasadizos, invitan a los visitantes a explorar una variedad de productos locales, desde cerámicas hasta especias.
En este contexto, es casi imprescindible visitar la fortaleza medieval y la Mezquita de los Turcos, construida en el siglo XVIII, así como la Iglesia de San José, que reflejan la rica historia de Djerba.
La Ghriba, un templo de tradición
Al sur de Houmt-Souk se encuentra el pintoresco pueblo de Erriadh, que alberga la sinagoga Ghriba. Este templo no solo destaca por su impresionante arquitectura, decorada con vibrantes mosaicos y vidrieras, sino también por ser un lugar de peregrinaje, donde se conservan algunos de los textos más antiguos de la Tora. La sinagoga, que atrae a visitantes de todo el mundo, es un símbolo de la convivencia de distintas culturas en esta isla.
Además de su importancia religiosa, Erriadh es conocido por el proyecto Djerbahood, un área artística al aire libre donde más de 250 obras de artistas internacionales adornan las paredes del pueblo, convirtiéndolo en un auténtico museo que celebra la creatividad y la diversidad.
Guellala y Ajim: Tradición y gastronomía
Otro de los puntos destacados de Djerba es Guellala, la capital de la cerámica, donde se puede visitar el Museo de Guellala. Este centro, ubicado en el punto más alto de la isla a 52 metros sobre el nivel del mar, ofrece a los visitantes una visión completa de la historia de la isla y, desde su cafetería, unas vistas panorámicas impresionantes.
En el pueblo pesquero de Ajim, se encuentra el puerto principal de Djerba. Este lugar, rodeado de un palmeral exuberante, es perfecto para disfrutar de un baño en sus pintorescas playas. La gastronomía tunecina se convierte en una experiencia gastronómica inolvidable, con platos como el tajine, el brick y el lablabi, que no pueden faltar en la visita.
Playas de ensueño y actividades al aire libre
Las playas de Djerba son otro de sus grandes atractivos. Conocidas como «la isla de las arenas doradas», ofrecen un sinfín de opciones para los amantes del mar. Desde la concurrida playa de Sidi Mahrez en la costa norte, ideal para quienes buscan un ambiente turístico, hasta la tranquila playa de Seguia, cerca de Midoun, todas cuentan con arena dorada y aguas turquesas perfectas para nadar y relajarse.
Los visitantes tienen la oportunidad de disfrutar de actividades al aire libre, como paseos a caballo por la costa, que permiten explorar la belleza natural de Djerba de una manera única. En definitiva, la combinación de cultura, historia y naturaleza convierten a Djerba en un destino inigualable para aquellos que buscan una escapada inolvidable en el Mediterráneo.