Cuando el verano se aleja de la costa francesa, los visitantes suelen dirigir su mirada hacia el este, hacia el interior de Las Landas, un lugar donde la agitación turística de las playas da paso a la serenidad de un paisaje rural. Aquí, ríos caudalosos, maizales y un patrimonio medieval se entrelazan en una red de pequeñas carreteras que invitan a la contemplación y al descubrimiento. A tan solo 35 kilómetros de Bayona, siguiendo el curso del río Adour, se encuentra la primera puerta a este universo rural: Peyrehorade.
Esta pequeña población es el corazón del Valle del Kiwi, una región que ha visto cómo su entorno agrícola se ha transformado desde los años setenta, cuando se comenzaron a cultivar las primeras plantaciones de kiwi. Hoy en día, cerca de 350 productores cosechan alrededor de 20 000 toneladas de esta fruta que se utiliza en bebidas, postres y productos cosméticos. Los visitantes pueden explorar plantaciones a pie o en bicicleta, participando en actividades relacionadas con la recolección en lugares como Domaine Darmandieu.
Peyrehorade no solo es conocida por sus kiwis, sino también por su mercado, que ha mantenido su esencia desde el siglo XIV, ofreciendo una amplia variedad de quesos, frutas y verduras. Los gaves (ríos en lengua gascona) han moldeado la vida en esta zona, convirtiéndola en un importante núcleo de producción de foie gras y salmón. En Maison Barthouil, la tradición del ahumado se remonta a los años treinta, cuando el abuelo de Pauline y Guillemette Barthouil comenzó a ahumar salmón siguiendo técnicas que se han transmitido a lo largo de generaciones.
Riqueza histórica y cultural
El pasado de Las Landas también se asoma a través de su patrimonio histórico. En Brassempouy, se encuentra el yacimiento arqueológico donde fue descubierta la famosa Dame à la capuche, una pequeña escultura de marfil de mamut que data del Paleolítico. Este descubrimiento ha dado lugar a un arqueoparque que ofrece talleres para niños, permitiéndoles experimentar técnicas de caza de hace 30 000 años.
Las actividades familiares en esta región no se limitan a la historia prehistórica. En Eugénie-les-Bains, un balneario que data del siglo XIX, los visitantes pueden disfrutar de tratamientos termales y de la gastronomía de alta calidad en el hotel Les Prés d’Eugénie, que ha sido galardonado con estrellas Michelin. Este oasis de paz es conocido por su filosofía saludable, impulsada por el chef Michel Guérard, pionero de la nouvelle cuisine.
Patrimonio de la Unesco
El patrimonio de Las Landas ha sido reconocido por la Unesco, con varios elementos que forman parte de su lista de Patrimonio Mundial. La abadía de Sorde, fundada en el siglo X, es uno de estos elementos notables, con su iglesia que combina elementos góticos y barrocos. No muy lejos, la ciudad medieval de Saint-Sever también destaca por su rica historia, siendo un importante centro de poder benedictino durante la Edad Media.
La iglesia de Sainte Quitterie en Aire-sur-l’Adour es otro testimonio de este convulso pasado, con su sarcófago de mármol blanco que ha perdurado a lo largo de los siglos. A medida que se avanza por los sinuosos caminos que rodean la región, se pueden encontrar antiguas bastidas, como Labastide-d’Armagnac, que ofrecen un vistazo a la vida en el siglo XIII y la historia del aguardiente más antiguo de Francia: el armagnac.
En este rincón de Francia, la historia y la naturaleza se entrelazan, ofreciendo una experiencia única que invita a los visitantes a explorar y disfrutar de la tranquilidad de Las Landas. Con paisajes espectaculares, un rico patrimonio cultural y una gastronomía sobresaliente, esta región se convierte en un destino ideal para quienes buscan un refugio del bullicio urbano.
