Chipre es un destino turístico que, más allá de sus conocidos enclaves como Ayia Napa o Protaras, ofrece una experiencia auténtica a través de pueblos escondidos y playas vírgenes. Este país mediterráneo, marcado por la influencia de distintas culturas, incluida la otomana, despliega una atmósfera única en localidades donde la historia y la tradición se entrelazan.
Pueblos pintorescos y tradiciones vivas
Uno de los pueblos más emblemáticos es Lefkara, famoso por su encaje (lefkaritika), reconocido por la UNESCO. Pasear por sus calles permite observar a las mujeres bordando a la puerta de casa, en un entorno donde la arquitectura otomana y la piedra caliza blanca destacan. Otro enclave notable es Omodos, situado en la región vinícola de los montes Troodos, conocido por sus tabernas y el monasterio de Timios Stravos, que data del siglo XVII.
A unos 40 minutos al norte, se encuentra Kakopetria, un pueblo montañés cuyas casas de piedra y barro ofrecen un mirador excepcional de las montañas circundantes. Desde aquí, se puede explorar las diez iglesias bizantinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, y el monasterio de Kykkos, fundado a finales del siglo XI.
En el corazón de Chipre, Phicardou destaca por ser un museo al aire libre que preserva la vida rural de los siglos XVIII y XIX, con casas de piedra que narran la historia de sus antiguos habitantes. Aunque casi deshabitado, el pueblo sigue siendo un testimonio del legado cultural de la isla.
Playas escondidas y naturaleza pura
La costa chipriota es extensa, y aunque muchos lugares están masificados, existen rincones aún por descubrir. Pissouri y Polis Chrysochous son dos ejemplos de playas menos concurridas. Pissouri, situado en una colina, ofrece vistas espectaculares y un ambiente tradicional, mientras que Polis, en la costa norte, destaca por su entorno natural y la cercanía a la salvaje península de Akamas, cuya Blue Lagoon es ideal para el buceo.
A lo largo de esta península se encuentra Lara Bay, conocida como la ‘playa de las tortugas’, donde estas especies anidan entre mayo y agosto. Este rincón virgen de Chipre es accesible solo a través de vehículos todoterreno, lo que contribuye a su preservación.
No se puede hablar de Chipre sin mencionar su riqueza histórica, reflejada en la Tumba de los Reyes, una necrópolis Patrimonio de la Humanidad cerca de la costa de Pafos. Las tumbas excavadas en la roca maciza ofrecen un vistazo a la aristocracia ptolemaica y romana de la antigüedad.
En conclusión, Chipre es un país que merece ser explorado con calma, desde sus pueblos tradicionales hasta sus playas escondidas, que prometen una experiencia inolvidable. Con un equilibrio entre belleza natural y patrimonio cultural, la isla se presenta como un destino ideal para quienes buscan escapar de las multitudes y conectar con la esencia chipriota.