En el corazón del desierto de Arabia Saudí, Al-Ula se revela como un destino turístico impresionante, donde formaciones rocosas de arenisca rojiza y tumbas nabateas cuentan historias milenarias. Este lugar ha capturado la atención de viajeros de todo el mundo, quienes, al contemplar sus paisajes, evocan similitudes con otros destinos icónicos como Wadi Rum en Jordania y Petra, la antigua ciudad nabatea.
Al-Ula no solo es famosa por sus impresionantes paisajes, sino también por su rica herencia cultural. Su geología es similar a la de Wadi Rum, con una base de roca granítica y una capa de sedimentos que data de hace más de 500 años. Esto ha permitido que tanto el viento como el agua esculpan el paisaje de una manera única, convirtiéndolo en un lugar de interés para historiadores y arqueólogos.
Un legado nabateo fascinante
La civilización nabatea, que floreció entre el siglo I a.C. y el II d.C., dejó su huella en Al-Ula al construir una serie de tumbas elaboradas que aún sorprenden por su belleza y complejidad. En la actualidad, se estima que hay alrededor de 140 fachadas talladas en la roca, utilizadas como panteones familiares por líderes y figuras prominentes de la época. Entre estas, destaca la tumba de Lihyan hijo de Kuza, conocida como el Castillo Solitario, que se ha convertido en un símbolo del turismo saudí.
Desde que Arabia Saudí comenzó a emitir visados turísticos en septiembre de 2019, Al-Ula se ha posicionado como un destino prioritario en el desarrollo turístico del país. Con una ubicación estratégica a 330 kilómetros al norte de Medina y cerca de 1 000 kilómetros de Riad, los turistas pueden acceder fácilmente mediante carretera o vuelos directos desde varios países de Oriente Medio.
Explorando la belleza natural de Al-Ula
La primera parada para los visitantes es Hegra, donde se encuentra la mayor concentración de tumbas nabateas. La entrada al parque cultural cuesta 90 SAR (aproximadamente 20 euros). Además, en Hegra, los turistas pueden disfrutar de visitas nocturnas y espectáculos de luces en temporada alta, lo que añade un atractivo adicional a la experiencia.
Más allá de Hegra, el desierto de Al-Ula ofrece una variedad de formaciones geológicas únicas. Entre ellas, la Roca del Arco Iris y la Roca del Elefante son especialmente populares entre los fotógrafos. Además, el desfiladero de Jabal Ikkmah alberga más de 300 grabados que datan del primer milenio antes de nuestra era, convirtiéndolo en un lugar de gran interés para los estudios de lenguas preárabes.
El valle de Ashar, considerado uno de los tramos más bellos del desierto, está en proceso de desarrollo para albergar hoteles de lujo, pero aún ofrece oportunidades para disfrutar de su esplendor natural. La Royal Commission for Al-Ula organiza visitas guiadas al centro de convenciones Maraya, que se erige como un impresionante edificio de cristal, reflejando el paisaje circundante y proporcionando un espacio cultural único.
Finalmente, el antiguo pueblo de Al-Ula, conocido como Old Town, ha sido restaurado y transformado en un centro turístico con restaurantes y tiendas, ideal para finalizar un día explorando los monumentos naturales de la región. Aunque su autenticidad ha sido cuestionada, sigue siendo un lugar atractivo para disfrutar de la gastronomía local y la cultura saudí.
Con su combinación de historia, cultura y paisajes deslumbrantes, Al-Ula se está consolidando como un destino imprescindible para aquellos que buscan explorar las maravillas del desierto saudí.
