María García no volverá a confiar en la policía. Esta madre de Houston asegura que las autoridades le fallaron a ella y a su hijo de 15 años, Emmanuel González, quien tiene espectro autista. «Nos fallaron», dijo María en una entrevista con Univision Noticias, y añadió que los errores que cometieron han provocado que su familia esté separada desde hace más de un mes. Cada mañana y cada noche, llora, pues este fallo policial ha creado barreras que nunca había tenido para ejercer su rol maternal. A través de llamadas de video, observa cómo su hijo enfrenta una creciente ansiedad, causada por su encierro en un albergue para niños migrantes al que fue trasladado tras ser catalogado como menor no acompañado, a pesar de que María lo espera todos los días en casa.
El 4 de octubre, mientras vendía frutas en un parque de Houston, Emmanuel desapareció. Desesperada, María lo reportó a la policía esa misma noche, después de buscarlo durante horas. Proporcionó a los agentes una foto reciente de su hijo y su nombre completo, pero un error en la escritura del nombre hizo que las autoridades no pudieran encontrarlo en el sistema de menores perdidos. En concreto, el funcionario que tomó el reporte escribió mal el nombre de Emmanuel, lo que complicó aún más la situación.
El Departamento de Policía de Houston (HPD) conocía la situación. Sin embargo, fue solo tras una rueda de prensa el 10 de octubre, donde María compartió su historia junto a la organización proinmigrantes FIEL, que la policía la contactó para informarle que Emmanuel estaba bajo custodia de las autoridades migratorias, específicamente de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), a la que la policía lo había entregado sin verificar su estado ni el de su madre.
“¿Cuál fue su error? No verificar si era un niño reportado como desaparecido, no comprobar dónde estaba su mamá. Simplemente hicieron lo más fácil: entregarlo a inmigración”, lamentó María. A pesar del dolor, ha seguido todos los procedimientos necesarios, incluso pruebas de ADN, para recuperar a su hijo, enfrentando riesgos por su estatus migratorio. Actualmente, solo le permiten comunicarse con Emmanuel a través de llamadas de 15 minutos y visitas supervisadas.
La separación ha impactado profundamente a María y a su hija Ángela, de 13 años, quien también sufre la ausencia de su hermano, expresando miedo y ansiedad. «Si él no viene, no hacemos nada porque él es la luz de la casa», dijo María, refiriéndose a la celebración del cumpleaños de su hija.
El 14 de octubre, mientras esperaba para hablar ante el Consejo de la Ciudad de Houston, María recibió la angustiante noticia de que su hijo sería devuelto al centro de detención para menores. Esta situación generó una gran conmoción no solo en su familia, sino también entre los miembros del consejo, quienes encontraron lo ocurrido «preocupante» e «inaceptable».
El alcalde de Houston, John Whitmire, y el jefe de la policía, Noe Díaz, cuestionaron la narrativa de María y su abogado, César Espinosa. En la sesión del consejo, Díaz afirmó que la madre había tardado en reportar la desaparición y presentó una línea de tiempo de los eventos que contradecía lo expresado por María. Además, insinuó que ella no había podido proporcionar documentación que confirmara el diagnóstico de autismo de Emmanuel, lo que intensificó la controversia.
En respuesta, el abogado de la familia, Ross Miller, argumentó que el caso de Emmanuel es «único» y que el «mejor interés de un niño» es estar reunido con su madre. «Se vulneró el derecho fundamental de un padre a criar a su propio hijo», destacó Miller. En un contexto donde los operativos migratorios están aumentando, la situación de María y Emmanuel refleja una tendencia alarmante en la relación entre la comunidad migrante y la policía.
Houston, con más de 80 cuerpos de policía, ha visto un incremento en la cooperación de la policía local con las autoridades de inmigración. Según un informe del *Houston Chronicle*, las llamadas a ICE por parte de la policía de Houston aumentaron más de un 1,000% desde enero, lo que ha generado un clima de miedo en comunidades que ya se sienten vulnerables.
La historia de María y Emmanuel es solo una de muchas que la organización FIEL ha documentado, evidenciando cómo la policía ha colaborado con autoridades migratorias en situaciones de vulnerabilidad. Esta situación ha llevado a un incremento en la desconfianza hacia la policía, lo que puede tener consecuencias graves, como la falta de reportes de crímenes en comunidades donde el miedo a la deportación prevalece.
A medida que el 27 de noviembre se acerca, cuando Ángela celebra su cumpleaños, la familia sigue esperando la reunificación con Emmanuel, quien nunca había estado separado de su madre. María se aferra a su fe mientras lucha por recuperar a su hijo, enfrentando cada día la angustia de la separación y los desafíos que implica ser madre en una situación tan complicada.
