Para mantener una vida saludable, la combinación entre actividad física y buena alimentación es fundamental. A menudo, se habla de dietas y se difunden planes para bajar de peso, pero el objetivo de ingerir alimentos variados debería centrarse más en la salud que en la estética.
Una dieta en particular que busca transformar el estilo de vida de las personas hacia uno más sostenible y que además protege el corazón es la Dieta Mediterránea. Esta dieta incluye una variedad de productos y comidas provenientes de la región mediterránea, como Grecia e Italia.
La licenciada en nutrición del centro DIM, Natalia Kreizerman, explica que la base de esta dieta consiste en combinar cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos, semillas, hierbas, especias naturales y aceite de oliva. Además, se incorporan alimentos como pescado, pollo y lácteos, reservando el consumo de carne roja y dulces para ocasiones especiales.
Kreizerman destaca la importancia del aceite de oliva, que aporta grasas monoinsaturadas y ayuda a reducir el colesterol total y los niveles de lipoproteínas de baja densidad. Por otro lado, ella también subraya el valor del pescado, en particular el consumo de variedades como la caballa, el arenque, las sardinas, el salmón y el atún blanco. Estos son ricos en omega-3, una grasa poliinsaturada que combate la inflamación, disminuye los triglicéridos y contribuye a proteger la salud cardiovascular.
Cómo seguir la Dieta Mediterránea
Incorporar la Dieta Mediterránea en la rutina diaria no es complicado; solo requiere constancia y equilibrio. El paso a paso para lograrlo incluye:
- Comer frutas y verduras todos los días.
- Incluir legumbres al menos una vez por semana.
- Incorporar cereales integrales.
- Sumar semillas y frutos secos diariamente.
- Comer pescado al menos dos veces por semana.
- Moderar el consumo de alcohol.
- Usar aceite de oliva en lugar de aceite de girasol.
- Condimentar las comidas con hierbas y especias naturales.
La hidratación también es clave; se recomienda tomar alrededor de 10 vasos de agua al día. A su vez, es fundamental realizar actividad física diariamente, entre 45 minutos y una hora. «Lo importante es mantenerse activo, siempre a un ritmo acorde a las posibilidades de cada persona», afirma Kreizerman.
La Dieta Mediterránea no solo es recomendable por su capacidad de transformar el estilo de vida, sino que también numerosos estudios han confirmado sus beneficios en la prevención de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Además, contribuye a regular los niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en sangre, lo que la convierte en una opción valiosa para quienes buscan mejorar su salud y bienestar.
