La escena se repite en cada supermercado de España: carros más vacíos, expresiones de preocupación y la misma frase resonando entre los estantes como un mantra colectivo: “¡Qué cara está la cesta de la compra!”. Esta afirmación es pronunciada por familias, jubilados, jóvenes que viven solos y cualquier persona que intenta mantener a raya su presupuesto. Lo grave es que esta no es una simple percepción ni una queja aislada, sino una realidad respaldada por datos concretos.
El economista Gonzalo Bernardos, conocido por su análisis detallado de la economía cotidiana, ha decidido poner cifras al malestar generalizado que se percibe en los supermercados. En su última reflexión, que ha circulado ampliamente en redes sociales, Bernardos concluye sin rodeos: “Sí, tienen razón”.
Bernardos ha comparado tres magnitudes clave entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de octubre de 2025, un periodo marcado por la pandemia, tensiones en los mercados y una inflación que se ha instalado en los hogares españoles. Los datos son elocuentes:
- Los salarios en convenio han subido un 17,7%.
- La inflación general ha alcanzado un 21,6%.
- El precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas se ha disparado un 37,5%.
La brecha entre estos datos habla por sí sola. Aunque los ingresos han crecido, se quedan muy por debajo del ritmo al que aumentan los precios de los productos más básicos. Esta distancia es precisamente la que explica por qué los consumidores sienten que cada vez pueden llenar menos su carro con la misma cantidad de dinero. Por ejemplo, con 50 euros, lo que hace una década parecía una compra razonable, ahora se reduce a unos pocos productos esenciales.
Todas las personas que van a comprar al supermercado salen diciendo lo mismo: ¡Qué cara está la cesta de la compra! ¿Tienen razón? Si.
1/1/20 – 31/10/25
Incremento salarios en convenio: 17,7%
Inflación general: 21,6%
Incremento precio alimentos y bebidas no alcohólicas:
37,5%— Gonzalo Bernardos (@GonBernardos) 18 de noviembre de 2025
La situación se complica aún más si consideramos el contexto reciente. En octubre, la inflación se situó en el 3,1%, y desde 2020, el encarecimiento acumulado en España supera ya el 30%. La OCU advirtió en septiembre que la cesta básica cuesta un 3% más que el año anterior. Además, optar por un supermercado u otro puede suponer hasta 1.132 euros de ahorro anual, aunque muchos ciudadanos perciben que “en todos lados está igual”.
En un ambiente de creciente frustración, el mensaje de Bernardos ha tenido un impacto inmediato, poniendo cifras claras a una sensación colectiva. Esto refuerza la idea de que la economía doméstica no es solo una discusión técnica, sino el verdadero termómetro de la situación económica del país.
Las palabras de Bernardos y las cifras que respaldan su análisis no deberían ser vistas únicamente como un diagnóstico de la realidad económica, sino como un llamado a la reflexión sobre cómo la inflación y el aumento de precios impactan directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos. La dificultad de llenar la cesta de la compra es un síntoma de un problema más profundo que afecta a la economía de millones de hogares en España.
