El reciente informe del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana (MIVAU) ha revelado que el precio medio de la vivienda libre ha alcanzado un récord en el tercer trimestre de este año, con un aumento del 12,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que sitúa el precio en 2.153 euros/m2. Este incremento es el más alto desde que se iniciaron las estadísticas en 1995.
El análisis del MIVAU indica que este valor tasado no refleja necesariamente el precio real de mercado de las viviendas. En términos trimestrales, se ha producido un aumento del 2,9%, superando el antiguo récord de 2.101 euros/m2 alcanzado en el primer trimestre de 2008.
Fuentes del ministerio han destacado que, aunque el valor de tasación de 2008 fue el más elevado en términos nominales, si se ajustara a la evolución del IPC, equivaldría hoy a aproximadamente 2.883,1 euros/m2. Esto implica que, en términos reales, el precio tasado actual se encuentra significativamente por debajo de los niveles de hace más de una década.
Además, según la Estadística Notarial sobre compraventas de vivienda del Consejo General del Notariado, el precio medio del metro cuadrado en agosto de 2025 se situó en 1.727,99 euros, lo que sugiere una discrepancia notable entre el valor tasado y el precio de mercado.
Este contexto nos lleva a reflexionar sobre la dinámica del mercado inmobiliario en España. La diferencia entre el valor tasado y el precio real puede ser indicativa de varios factores, incluyendo la especulación en el mercado o una posible desaceleración en la capacidad de compra de los ciudadanos. Con una inflación que afecta a múltiples sectores, el acceso a la vivienda se complica aún más para muchas familias, que ven cómo sus ingresos no se alinean con estas cifras en aumento.
En un estado de incertidumbre económica, resulta fundamental que los ciudadanos estén informados sobre estos datos, no solo para entender la situación actual del mercado de la vivienda, sino también para anticipar posibles movimientos en el futuro. La continua escalada de precios puede llevar a una burbuja inmobiliaria, un fenómeno que muchos recordarán de la crisis de 2008.
En conclusión, la reciente subida en el precio de la vivienda, aunque impresionante en términos nominales, debe analizarse con precaución. Los datos del MIVAU nos ofrecen una imagen clara, pero es vital que los consumidores y los inversores tomen decisiones informadas ante un panorama que podría cambiar drásticamente. La vivienda, más que una simple inversión, es un reflejo de las condiciones económicas y sociales de un país, y su evolución demanda un seguimiento constante.
