La polémica en torno al próximo Festival de la Canción de Eurovisión 2026 ha cobrado fuerza tras la amenaza de diversos países, entre ellos Eslovenia, Irlanda, Islandia, Países Bajos y España, de no participar si Israel se presenta al certamen. Este conflicto surge a raíz del genocidio cometido por Israel hacia el pueblo palestino, que ha resultado en casi 70,000 muertos hasta la fecha. Aunque el conflicto parece haber entrado en una fase de calma temporal tras un alto el fuego mediado por Estados Unidos, las continuas violaciones de este acuerdo mantienen la tensión en el ambiente.
En este contexto, se desconoce si la Unión Europea de Radiodifusión (UER) reconsiderará su postura sobre la participación de Israel o si se conformará con las medidas ya propuestas para controlar el uso indebido del televoto. Este jueves, RTVE celebrará la Comisión Mixta Control Parlamentario de la Corporación para emitir un veredicto sobre la línea de actuación de España, que incluye la posible participación o expulsión de Israel del festival. Existen tres escenarios claros que se contemplan en esta decisión.
Las Tres Opciones de España
La primera opción es que España se ausente de Eurovisión. A finales de diciembre, la Asamblea de la UER se reunirá para decidir el rumbo de la 70.ª edición del festival, pero hasta entonces, España no está dispuesta a permanecer inactiva. Este jueves, el presidente de RTVE, José Pablo López, aclarará en el Congreso la postura de España. Si se decide no participar, se enviaría un mensaje contundente a la UER para que considere una regeneración real en lugar de medidas superficiales.
La ausencia de España, un país histórico en el certamen que ha contribuido al legado cultural de Eurovisión, sería un golpe duro no solo para el festival, sino también para su estabilidad económica, ya que España forma parte del Big Five, los países que más financian el evento. Esto podría abrir la puerta a la inclusión de países como Rumanía, Bulgaria o Moldavia, pero sin la presencia de algunos de los defensores de la igualdad e imparcialidad, lo que podría permitir a Israel «hacerse con los mandos» del festival.
La segunda opción planteada es que España participe y acepte las medidas propuestas. Sin embargo, esta sería la alternativa menos favorable para el país y para RTVE, que ha defendido firmemente su postura desde el inicio del conflicto. Las nuevas medidas han sido bien recibidas entre las diferentes televisiones, pero se considera que son insuficientes, ya que no abordan el hecho de que Israel continúe participando sin consecuencias, a diferencia de la mano dura mostrada ante la invasión rusa de Ucrania.
Por último, la tercera opción contempla reformar desde dentro. Participar en el festival y ejercer presión para que la UER realice cambios en su normativa podría ser una alternativa efectiva. La revolución en España comenzó con los comentarios sobre el genocidio hechos por dos locutores de RTVE durante la retransmisión de la segunda semifinal en Basilea. Ahora, sería el momento de continuar presionando y de desempeñar un papel activo en la fiscalización o impulso de reformas.
No obstante, renunciar a este posicionamiento podría implicar perder los logros alcanzados y dar una imagen de incongruencia con respecto a las palabras manifestadas, lo que afectaría la credibilidad de España en el festival. Actualmente, la percepción general es que Israel estará presente en Viena en 2026, pero la decisión final se revelará el próximo mes de diciembre, momento en el que se sabrá si España se abstendrá de participar o no.
