Un nuevo estudio ha demostrado que un escaneo ocular, combinado con tecnologías de inteligencia artificial, puede predecir el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular con hasta diez años de antelación. Esta prueba, que es no invasiva y de bajo coste, tiene el potencial de revolucionar el diagnóstico precoz de enfermedades cardiovasculares, especialmente en personas con diabetes tipo 2.
La investigación, publicada en la revista científica Cardiovascular Diabetology y liderada por un equipo de la Universidad de Dundee en el Reino Unido, utilizó imágenes de retina obtenidas durante exámenes rutinarios de visión. Estas imágenes fueron analizadas mediante un sistema de inteligencia artificial entrenado para detectar patrones sutiles asociados al deterioro cardiovascular.
Resultados del estudio
Los expertos evaluaron a más de 1 200 pacientes diabéticos y concluyeron que el análisis ocular tenía la capacidad de predecir, con una precisión del 70%, quiénes desarrollarían eventos cardiovasculares importantes, como infartos o derrames cerebrales, en la siguiente década. Además, se observó que un incremento del 3% en el riesgo estimado por la IA, entre dos pruebas oculares realizadas con tres años de diferencia, se asociaba con un 54% más de probabilidad de sufrir un evento cardiovascular grave.
Este hallazgo se fundamenta en que, si se detecta daño o estrechamiento de los vasos sanguíneos en la parte posterior del ojo, es muy probable que estos problemas también se reflejen en los vasos sanguíneos internos del cuerpo que llevan la sangre al corazón, lo que podría resultar en un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
Acceso y futuro del diagnóstico
La prueba es indolora y se puede realizar con equipos disponibles en la mayoría de ópticas. Esto implica que cualquier persona, no solo quienes padecen diabetes, podría conocer su riesgo cardiovascular a través de un control visual rutinario. Aunque se requiere más investigación, un simple análisis ocular podría permitir a los médicos identificar de forma anticipada a pacientes en riesgo y aplicar medidas preventivas, como cambios en el estilo de vida o tratamientos adecuados.
En conclusión, este avance representa una oportunidad significativa para mejorar la salud cardiovascular global, haciendo que el diagnóstico sea más accesible y eficiente, lo que podría salvar vidas y reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares en la población.
