El número de radares en las carreteras de España ha experimentado un notable crecimiento en 2024, con un aumento del 15,44% en comparación con el año anterior. Este incremento se traduce en 454 dispositivos más, alcanzando un total de 3 395 radares en todo el país, según el Observatorio de Radares presentado por Coyote, proveedor líder en sistemas de asistencia a la conducción.
Este crecimiento del número de radares es el más alto registrado en los últimos cuatro años y refleja una tendencia ascendente que, desde 2021, acumula un aumento del 28,9%. Este panorama ha llevado a que tres comunidades autónomas concentren la mitad de los dispositivos de control de velocidad, poniendo de relieve la desigual distribución de esta tecnología en el territorio nacional.
Desigual distribución de radares en España
Las comunidades que destacan por su elevado número de radares son Cataluña, Madrid y Andalucía. En particular, una provincia en concreto ha sobrepasado a varias comunidades autónomas en cuanto a la cantidad de radares instalados. Esto genera un debate en torno a la efectividad de estas medidas en la reducción de la siniestralidad en las carreteras y la recaudación de multas.
El aumento de radares no solo apunta a un control más estricto en las carreteras, sino que también se enmarca dentro de una estrategia más amplia para mejorar la seguridad vial. Con datos que sugieren una correlación entre el aumento de dispositivos y la disminución de accidentes, las autoridades continúan apostando por esta tecnología como herramienta clave para la prevención de siniestros.
Un futuro con más controles
La tendencia al alza en la instalación de radares plantea interrogantes sobre el futuro de la movilidad en España. Con un mayor número de dispositivos, se espera que se intensifiquen las campañas de concienciación sobre la velocidad y la seguridad en la carretera. Las cifras indican que una mayor vigilancia puede llevar a una reducción efectiva de la velocidad media de los vehículos, lo que a su vez puede contribuir a salvar vidas en las vías públicas.
En conclusión, el incremento en el número de radares es un fenómeno que refleja un compromiso por parte de las autoridades hacia la mejora de la seguridad vial, aunque también suscita críticas sobre la gestión y distribución equitativa de estos dispositivos en todo el territorio nacional. La combinación de tecnología y educación vial será clave para enfrentar los retos que presenta el tráfico en las carreteras españolas.
