La aldea de Puxedo, situada en el Parque do Xurés, ha experimentado un notable renacer en los últimos años, dejando atrás el abandono y la emigración. Una de las manifestaciones más significativas de este proceso es el centenario del ‘carballo’ más emblemático de la plaza de San Antonio, un árbol que ha sido testigo de la historia local y un símbolo de la identidad comunitaria.
Ramón Díaz Álvarez, un vecino de Puxedo, plantó este robusto ejemplar en 1925, siendo recordado por su compromiso social y su dedicación a la comunidad. Su legado perdura en la memoria de los habitantes, quienes han impulsado diversas iniciativas para recuperar y poner en valor su patrimonio natural. Esta celebración del centenario del ‘carballo’ no solo honra la historia del árbol, sino también a aquellos que, como Ramón, han dejado una huella imborrable en la aldea.
El proceso de revitalización de Puxedo ha sido el resultado de un esfuerzo colectivo y del apoyo constante de la asociación vecinal. Gracias a esta implicación, la aldea ha logrado crear un nuevo entorno que incluye 30 plazas de turismo rural y un ecomuseo del pan, atrayendo así a nuevos vecinos y visitantes. La comunidad, que cuenta actualmente con alrededor de medio centenar de habitantes, sigue creciendo y revitalizándose cada año.
Propuesta para honrar la memoria de Ramón Díaz
Con el fin de conmemorar el centenario del ‘carballo’, se presentará al Concello de Lobios una propuesta para instalar una placa conmemorativa en la plaza de San Antonio. Esta placa servirá como símbolo vivo de la historia de Puxedo y del legado de sus habitantes. El ‘carballo’, que en su momento fue postulado para ser declarado árbol singular, podría volver a ser considerado para tal distinción al alcanzar los cien años.
La plaza de San Antonio, donde se encuentra el ‘carballo’, es también el hogar de otros elementos patrimoniales como la capilla, el peto de ánimas y el palco de la música, formando un conjunto monumental que refleja la rica historia de la aldea. La propuesta busca no solo reconocer la importancia del árbol en la historia local, sino también inspirar a las nuevas generaciones a valorar su patrimonio cultural y natural.
El renacer de Puxedo es un ejemplo de cómo la implicación comunitaria puede transformar un lugar y devolverle su esencia. Con el ‘carballo’ como testigo, la aldea da un paso firme hacia el futuro, reafirmando su identidad y su historia.
