El Mazda CX-5, un SUV emblemático que ha conquistado el mercado desde su lanzamiento en 2012, ha sido renovado completamente con su tercera generación. Este modelo, que durante años ha destacado por su elegancia y funcionalidad, continúa manteniendo su esencia, pero incorpora novedades que prometen atraer a un público aún más amplio.
Un diseño que perdura
Aunque los cambios estéticos en el nuevo CX-5 son sutiles, se pueden apreciar mejoras significativas. El morro del vehículo se caracteriza por una parrilla más grande y unos faros más refinados, manteniendo el estilo sofisticado que ha definido a este modelo desde sus inicios. La elegancia sigue siendo la prioridad en el diseño, lo que refuerza la imagen de Mazda como fabricante de automóviles de alta calidad.
Rendimiento y tecnología híbrida
Bajo el capó, el CX-5 cuenta con un motor híbrido ligero MHEV, específicamente un propulsor de gasolina E-Skyactiv G de 2,5 litros y 141 CV. Este motor permite al vehículo acelerar de 0 a 100 km/h en 10,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 185 km/h. Sin embargo, su consumo de combustible, que oscila entre 7 y 7,5 litros cada 100 kilómetros, es un aspecto que podría mejorarse, ya que se sitúa por encima de la media del sector. La transmisión automática de seis relaciones, junto con la opción de tracción delantera o 4×4, garantiza una experiencia de conducción cómoda y segura.
La reputación de Mazda en cuanto a fiabilidad se ve respaldada por la tecnología Skyactiv, que ha sido clave en el desarrollo de motores eficientes y respetuosos con el medio ambiente. A pesar de la creciente tendencia hacia la electrificación, la marca japonesa continúa apostando por los motores de combustión, lo que puede ser atractivo para aquellos conductores que buscan una opción más convencional.
El interior del CX-5 también ha sido actualizado, combinando comodidad y funcionalidad. Con un maletero que ofrece 583 litros de espacio, los usuarios disfrutarán de una capacidad de carga generosa. El salpicadero incorpora una pantalla táctil de entre 12,9 y 15,6 pulgadas que integra Google y permite la conexión inalámbrica con dispositivos móviles. Además, el cuadro de mandos está equipado con un head-up display que proyecta información esencial en el parabrisas, lo que facilita la visualización sin distraer al conductor.
En términos de seguridad, el nuevo Mazda CX-5 está equipado con un conjunto avanzado de sistemas de asistencia a la conducción. Entre ellos se incluyen el control de ángulo muerto avanzado, el control de crucero adaptativo por radar, un sistema de asistencia a la frenada y un monitor de visión en 360 grados. Estas características no solo mejoran la seguridad, sino que también aumentan la confianza del conductor en diversas situaciones de tráfico.
La espera para adquirir esta tercera generación del Mazda CX-5 se prolongará hasta finales de año, y aunque no se trata de un vehículo excesivamente caro, con un precio base de 35 200 euros sin incluir descuentos del Plan Moves, se estima que, con ayudas, su coste podría bajar de los 30 000 euros. Esto lo posiciona como un competidor serio en el segmento de los SUV medianos para el 2026, ofreciendo una combinación atractiva de tecnología híbrida y diseño elegante.